jueves, 1 de mayo de 2008

TRUJILLO 4: "VIMOS EL DIABLO LLEGAR"


El lema de los partidarios de la reelección de Horacio Vásquez fue “Horacio o que entre el mar”. En su lugar, Trujillo fue quién se juramentó el 16 de agosto de 1930 y transcurridas apenas tres semanas, azotó el país un violento huracán que afirman, destruyó gran parte la capital dominicana e hizo pensar que se había hecho realidad la premonitoria amenaza de los horacistas.

Con la misma fuerza del furioso vendaval y sustentado en el terror de su Ejército – del cual nunca perdió control- inició el flamante mandatario la tarea de reconstruir el país y realizar los cambios que le dieron en poco tiempo, el monopolio absoluto del poder en todas sus manifestaciones. Para consolidar su Poder procedió a la eliminación, despacho al exilio o al ostracismo de aliados inconvenientes o de adversarios peligrosos como fue el caso de Estrella Ureña y las muertes del Coronel Leoncio Blanco, de Cipriano Bencosme y de su antiguo aliado el general Desiderio Arias. Por otra parte la conversión de sus antiguos rivales políticos en incondicionales de su régimen, se hizo cosa de rutina.

La tendencia en épocas de marcado desorden es pedir secretamente que hace falta “mano dura”. Los que piden que vuelva Trujillo, sin haberlo ellos sufrido, debían también meditar que una cosa es llamarlo sin conocerlo y otra que como nosotros:


VIMOS AL DIABLO LLEGAR

Horacio por la ambición
de un grupito emborrachado
en bandeja dio el Estado
a un connotado matón
Sabemos la reelección
es preludio de un gran mal
pues es como vendaval
que abre la puerta al terror
o produce un dictador
más sangriento que un chacal

Imitando a Maquiavelo
a Estrella Ureña exilió
a Bencosme persiguió
siempre con fingido velo
pues de tonto ningún pelo
aquel gran chacal tenía
ya que sólo perseguía
mostrar que él solo mandaba
y su purga continuaba
con proverbial sangre fría.

Dicen los panegiristas
del sangriento dictador
que un gran pacificador
fue el gobierno trujillista.
Esa dudosa conquista
no puede tomarse en serio
como Blanco y Desiderio
lo pueden atestiguar
viendo ese diablo llegar
con su paz de cementerio.

Rafael Martínez Céspedes – 28 de abril de 2008

1 comentario:

Anónimo dijo...

¿Habremos realmente pensado que quiere decir mano dura?