viernes, 23 de mayo de 2008

TRUJILLO 18: "COMO UN FAUNO ENLOQUECIDO"


Al escribir sobre la Era de Trujillo es difícil narrar el aspecto oscuro de la conducta sexual de Trujillo y el papel que esta desempeñaba en su estilo de gobernar. Hace falta la imaginación de un novelista – como lo hizo Vargas Llosa en su “Fiesta del Chivo” - para describir dicho comportamiento, cuya realidad fue comprobada por el pueblo con el testimonio de sus víctimas.

Vargas Llosa afirma que “más que buscar placer, el coleccionar mujeres era para Trujillo, una manera de afirmar su hombría y su poder” También esa perversa obsesión del dictador de llevar a la cama las mujeres de sus subalternos, "era demostrarles con tales vejámenes que quien mandaba hasta en sus vidas personales era él". En algunos casos, como la no tan imaginaria Urania de su novela, padres en desgracia con el Jefe les llevaban sus hijas o esposas con el fin de aplacar con estas víctimas propiciatorias llevadas al altar que era su cama, la ira de aquel dios tropical obsesionado con el sexo.

Cualquiera que fuesen sus motivos, lo cierto es que el dictador dominicano pretendía ser una especie de máquina sexual de la cual había que tener escondida la rama femenina de cualquier familia decente, ya que toda una organización se creó para complacer los deseos insaciables del tirano, que le llevaba información o muestras en vivo de potenciales candidatas. Una sociedad con tales antecedentes, debe analizarse profundamente en busca de respuestas a cualquier conducta anormal en el presente, donde quién la marcó profundamente siempre actuaba


COMO UN FAUNO ENLOQUECIDO


Esa criatura infernal
era un fauno enloquecido
por el poder pervertido
en un sátrapa oriental.
Con su conducta inmoral
a su pueblo deshonraba
pues el sexo utilizaba
para humillar a la gente
y a una sociedad inocente
con sus actos trastornaba.

El promiscuo dictador
como a nadie respetaba
casi siempre le tocaba
la mujer a un servidor.
Y si acaso por error
alguna hijita tenía
Trujillo se la exigía
para que fuera su amante
o mandaba a un ayudante
que al instante la traía.

Toda señorita o dama
la debían bien guardar
so pena de terminar
junto a Trujillo en la cama.
Este surrealista drama
no era ficción en papel
pues es una historia fiel
de una patria envilecida
virtualmente convertida
en una cárcel burdel.






Rafael Martínez Céspedes

23 de mayo de 2008

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