martes, 14 de mayo de 2013

SOLEDAD EXISTENCIAL


¿Qué es la soledad existencial? De mi experiencia, esta no se entiende si no que, como todo dolor, debe sentirse. Entenderá perfectamente de lo que hablo, si usted ha sido pasajero de un tren subterráneo en una gran urbe metropolitana de cualquier continente en horas de la tarde y habrá notado como cada pasajero, de vuelta a casa,  parece ser un mundo en si mismo. No hay comunicación por supuesto con su compañero de viaje. En los rostros mustios se nota el agotamiento causado por las presiones del trabajo y de la vida y ahora regresan resignados a recuperar fuerzas para la próxima jornada.

Soledad existencial la siente quizás alguien accidentado en una gran ciudad, que ve pasar a su lado cientos de personas que no se detienen a socorrerlo, por temor a verse involucrados. O, tal vez  sea el caso de alguien que secuestre y mantenga encerradas durante diez años a tres jóvenes adolescentes, a quienes viola vilmente,  en una casa de un vecindario poblado de una gran urbe y nadie observa – o quiere observar, por la misma razón anterior- ninguna situación anormal.

El laureado escritor argentino Ernesto Sábato (1) , analizó magistralmente en un ensayo publicado en el 2000, titulado “La Resistencia” (2) el estado de esta nuestra sociedad global. Sábato nos dice que “la sociedad moderna está marcada por el individualismo y la competencia que ha causado que el hombre caiga en una gran soledad y deshumanización, ya que no tiene comunicación con el otro”. Sábato  culpa “a la virtualidad -como el progreso de la informática y el auge de la televisión- como fuente preferida de entretenimiento, que aparta al hombre de su entorno, “porque a medida que nos relacionamos de manera abstracta, más nos alejamos del corazón de las cosas y una indiferencia metafísica se adueña de nosotros. Así  el hombre moderno  está perdiendo el diálogo con los demás y el reconocimiento del mundo que lo rodea siendo, que es allí donde se dan el encuentro, la posibilidad del amor, los gestos supremos de la vida”. (3)

El escritor nos dice que “los valores espirituales, son los únicos que pueden salvar a la Humanidad de su condición actual” y los enumera así:  La vida de los hombres se centraba en valores espirituales hoy casi en desuso, como la dignidad, el desinterés, el estoicismo del ser humano frente a la diversidad. Estos grandes valores espirituales, como la honestidad, el honor, el gusto por las cosas bien hechas, el respeto por los demás, no eran algo excepcional, se los hallaba en la mayoría de las personas”. Sábato afirma la existencia de Dios como algo necesario, al decir. “Cuando ya no hay un Padre a través del cual sentirnos hermanos, el sacrificio pierde el fuego del que se nutre. Si todo es relativo, ¿encuentra el hombre valor para el sacrificio? ¿Y sin sacrificio se puede acaso vivir?”

Gran dedo sobre la llaga de la horrenda historia del secuestrador de Cleveland (4). Al culpable de seguro,  lo juzgarán y condenarán por su diabólica acción, pero igual deben sentar en el banquillo de los acusados a esta sociedad deshumana e impersonal, responsable última de nuestra

SOLEDAD EXISTENCIAL

Que vergüenza ha dado ver
a un monstruo degenerado
que en maldad ha superado
hasta el propio Lucifer
Es peor que Satán ser
y superar su maldad
el robar  la libertad
a una joven inocente
a fin de  violar vilmente
su preciosa humanidad.

Para bien asegurar
de este individuo la suerte
algo peor que la muerte
un Juez tendrá que inventar
pero debe condenar
ya de paso el egoísmo
o sea el individualismo
sin el toque espiritual
de un nuevo mundo virtual
donde gobierna el cinismo.

Sábato en su “Resistencia”
alertó a la Humanidad
de la inmensa soledad
que crea la competencia
Entró el mundo en decadencia
ya no hay gestos fraternales:
los mecanismos virtuales
son la nueva religión
y un abrazo o el apretón
los dan las redes sociales.

Rafael Martínez Céspedes
15 de mayo de 2013



miércoles, 8 de mayo de 2013

SAMPEDRO: UN PROPÓSITO Y SENTIDO



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En su popular libro “Astronomy – A Self Teaching Guide”, su autora Dinah Moché, Ph.D., inicia la introducción al mismo con una cita de Albert Einstein, la cual traducida libremente dice así: “Extraña es nuestra situación aquí en la Tierra. Cada quien viene por una corta visita sin saber por qué. Sin embargo, a veces nos parece adivinar un propósito.” (1)

Aunque desconozco el contexto en el cual el eminente físico emitió su juicio, me imagino que al encontrarnos con la inmensidad y perfección del Universo, no podemos menos que concluir que detrás de nuestra presencia “involuntaria” , debe encontrarse alguna causa o propósito que nos obliga a sorprendernos con sus maravillas. Personalmente, hace mucho tiempo, quizás después de leer la famosa sentencia del filósofo Santayana de “que la vida no es para entenderla, si no para vivirla”, dejé de buscar explicaciones, a reconocer mi propia ignorancia y a tratar de disfrutar esta maravillosa creación, donde lo único imperfecto parece ser el comportamiento de nuestra especie. (2)

Surgen estas ideas, después de enterarme de la muerte del insigne intelectual español José Luis Sampedro. De las noticias cito algunos párrafos. “El escritor y economista José Luis Sampedro, de 96 años, falleció la madrugada del día 8 de abril en Madrid. Doctorado en Economía, fue catedrático de la Facultad de Ciencias Económicas de la Universidad Complutense. Ejerció su humanismo crítico acerca de la decadencia moral y social de Occidente, del neoliberalismo y las brutalidades del "capitalismo salvaje". Ya nonagenario participó en las protestas en España en el 2011 escribiendo el prólogo a la edición española del libro ¡Indignaos!, de Stéphane Hessel”. En paralelo a su actividad profesional como economista, publicó diversas novelas y tras su jubilación continuó dedicado a escribir, consiguiendo grandes éxitos con obras como Octubre, octubre, La Sonrisa Etrusca o La Vieja Sirena”. Patrocinó y participó activamente en la promoción de obras teatrales y culturales”. (3)

Sobre su partida, relata su viuda: “Estaba sereno y tranquilo porque no tenía miedo a la muerte” "Nos dijo que quería beberse un Campari, Me miró y me dijo: 'Ahora empiezo a sentirme mejor. Muchas gracias a todos'. Se durmió y al cabo de un rato se murió" . Creo que ahora entiendo mejor las frases históricas de Einstein y Santayana que he citado más arriba, pues ciertamente José Luis Sampedro con su vida plena encontró

UN PROPÓSITO Y SENTIDO

Como el gran Einstein decía
sin el por qué conocer
nos traen aquí a nacer
debiendo partir un día
Se aligera la estadía
si uno aprende a observar:
el Universo admirar
gozar de un campo florido
y un propósito o sentido
uno empieza a divisar.

Si la vida es ilusión
imposible de entender
vivirla es nuestro deber
nuestra principal misión
Así una clara razón
se encuentra para vivir
si ello equivale a servir
al mundo con su talento
y se esfuma en un momento
ese gran miedo a morir.

Ese hermoso ejemplo dio
Sampedro gran humanista
escritor, economista
que a los demás se entregó
Casi cien años vivió
sirviendo a la humanidad
pasando a la Eternidad
y en el futuro confiado
pues murió, aunque indignado
en paz y serenidad.

Rafael Martínez Céspedes
8 de mayo de 2013