jueves, 22 de mayo de 2008

TRUJILLO 17: "CORTESANOS DE UN MAL REY"


Dicen que uno de los logros de Trujillo fue servirse a su antojo de la crema y nata de la intelectualidad dominicana ya que sólo los más talentosos juristas, economistas, políticos, diplomáticos y tecnócratas, eran designados en posiciones importantes de su gobierno. También afirman que el Jefe tenía un talento especial para ubicarlos en compartimientos estancos y a cada cual en su justo puesto: uno para embajador, el otro para matón, el tercero para hacer discursos, etc.


Estos cortesanos, a cambio del poco poder que les delegaba el antiguo telegrafista, debieron sufrir la indescriptible tragedia de ser elevados y convertidos en favoritos y luego empujados desde lo alto hasta el más terrible de los abismos: caer en desgracia con el Jefe. Dicen que el ambiente de trabajo de esos funcionarios lo adornaba el miedo, las calumnias y los reproches. Hombres de la talla de Estrella Ureña, Piro Estrella, Fello Vidal, Peynado, Troncoso, Peña Battle, Paíno Pichardo, Cucho Alvarez, Anselmo Paulino son unos cuantos de esos seres humillados y maltratados por Trujillo.

Lo más humillante no era tanto el nombramiento inconsulto del funcionario, ni el ambiente represivo de trabajo y ni siquiera su estrepitosa caída, si no que los cancelados debían manifestar públicamente su lealtad y devoción al Generalísimo, con el trasero aún adolorido por la patada del sádico tirano. La clara moraleja es recordar que el Poder absoluto corrompe absolutamente y que para vivir con dignidad, primero hay que preservar la libertad, si no seremos de nuevo




CORTESANOS DE UN MAL REY

De forma muy especial
el viejo telegrafista
convertía en masoquista
a un preclaro intelectual.
Le otorgaba credencial
de “secretario” de Estado
y habiendo sido elevado
por el sádico tirano
era el nuevo cortesano
hacia el abismo empujado.

El truco del quita y pon
lo usaba aquel dictador
para que su servidor
viviera en la humillación
“Sólo al Jefe devoción”
debía en público gritar
y también disimular
estar feliz con su suerte
porque era igual que la muerte
con Trujillo en mala estar.

Jamás se debe olvidar
a quién sin ser soberano
al pueblo y a sus cortesanos
no se cansó de humillar.
Por lo tanto hay que evitar
la reelección permanente
que corrompe totalmente
y fomenta el caudillismo
preludio del despotismo
de un tirano omnipotente.

Rafael Martínez Céspedes 21 de mayo de 2008.

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