sábado, 3 de mayo de 2008

TRUJILLO 9. "TRUJILLO ERA EL PNB"


Según cuenta el Prof. Gutiérrez Félix, cuando Trujillo asumió formalmente el mando en 1930, era ya un hombre económicamente poderoso, que había hecho con sus negocios de suministros al Ejército que el controlaba, así como con otros ingresos, dicen, de origen aun más dudoso.

Su extraordinario instinto de Poder, que probablemente perfeccionó con los americanos, le aconsejó sin dudas que el dinero, el dinero y otra vez el dinero eran los tres factores esenciales para acceder y controlar ese Estado desde donde se catapultó para formar una de las mayores fortunas personales de la América Latina. A través de su participación abierta o velada, Trujillo era ganadero, agricultor, industrial, comerciante, magnate azucarero y controlaba el negocio de la leche, la carne, el cemento, el café, el cacao, el azúcar, el sisal, el arroz, la importación de carros, entre otros. Siempre ha resultado más fácil hacer un listado de los negocios que aquel hombre no tenía.

Negar el progreso material en tiempos de Trujillo es como querer tapar el Sol con el consabido dedo. La razón es que Trujillo personalmente era casi toda la suma de todos los productos y servicios de un país, ese Producto Nacional Bruto o PNB que tanto gusta a los economistas. Su ambición desmedida era sin dudas la “mano invisible” a que Adam Smith se refería en su “Riqueza de las Naciones” porque en verdad en esa Era Gloriosa

TRUJILLO ERA EL PNB

Trujillo había decidido
en la toma del Poder
que el mucha plata tener
era factor requerido.
El general convertido
en astuto comerciante
una fortuna importante
formó con el peculado
que volvió un simple soldado
en un Júpiter tronante

Creó mil corporaciones
y complejos industriales
ganó oro por quintales
y acumuló mil millones.
Sembró grandes extensiones
de maní, sisal y caña
aunque conservó la maña
si un negocio le gustaba
de su dueño lo apropiaba
con malas artes y saña.

El progreso material
del que habla un economista
del Gobierno trujillista
es difícil de negar
y fue como edificar
un enorme monumento
que aquel hombre tan violento
construyó sobre el temor
las lágrimas y el sudor
de un pueblo triste y hambriento.

Rafael Martínez Céspedes 3 de mayo de 2008

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