Durante la década de los gobiernos de Trujillo que incluyó la posguerra y el inicio de la Guerra Fría, es decir el período entre el 1945 y el 1955, al consolidar su poder militar y político, el dictador se dedicó con su indiscutible carácter de promotor nato y organizador incansable, al desarrollo de la infraestructura física y económica que sirvió de base al nuevo Estado dominicano. Debe aclararse que a partir del 1952 desempeñó la Presidencia su hermano Héctor Trujillo, pero esto era una repetición de la comedia que había hecho en el 1938 con Peynado y Troncoso.
Vueltas las Aduanas a manos dominicanas en 1941, pudo saldar en unos cuantos años más, en 1947, la onerosa deuda pública externa. Convirtió asimismo el City Bank, adquirido previamente, en el Banco de Reservas y en el 1947 año crea el Banco Central, el Banco Agrícola y hace realidad la moneda nacional, el peso, que mantuvo a la par con el dólar hasta su muerte en 1961.
Un vasto plan de obras públicas hizo surgir en todo el país puentes y carreteras, muelles y acueductos, escuelas y edificios públicos. Sería mezquino pues, negar el indudable progreso material que experimentó el país en la época mencionada. Por demás está decir, que era un secreto a voces que de todas las obras públicas se destinaba un diez por ciento para engrosar la fortuna del tirano. Era difícil en esos días distinguir entre Trujillo y el Estado. Como un moderno Luis XIV el Jefe podía muy bien gritar:
“L’ETAT C’EST MOI”
Vueltas las Aduanas a manos dominicanas en 1941, pudo saldar en unos cuantos años más, en 1947, la onerosa deuda pública externa. Convirtió asimismo el City Bank, adquirido previamente, en el Banco de Reservas y en el 1947 año crea el Banco Central, el Banco Agrícola y hace realidad la moneda nacional, el peso, que mantuvo a la par con el dólar hasta su muerte en 1961.
Un vasto plan de obras públicas hizo surgir en todo el país puentes y carreteras, muelles y acueductos, escuelas y edificios públicos. Sería mezquino pues, negar el indudable progreso material que experimentó el país en la época mencionada. Por demás está decir, que era un secreto a voces que de todas las obras públicas se destinaba un diez por ciento para engrosar la fortuna del tirano. Era difícil en esos días distinguir entre Trujillo y el Estado. Como un moderno Luis XIV el Jefe podía muy bien gritar:
“L’ETAT C’EST MOI”
Sería mezquindad negar
que el Trujillo mano dura
creara la infraestructura
del progreso material.
Una sociedad rural
convirtió en moderno estado
pese a que el precio pagado
en lágrimas y sudor
hizo del gran dictador
hombre rico acaudalado.
Esa deuda colosal
con austeridad saldó
y al nuevo país le dio
moneda y Banco Central.
La banca hizo nacional
hizo puertos y acueductos
autopistas y viaductos
obras que antes de pagar
el diez se debía sacar
y dar al Jefe el producto.
Hubo entonces crecimiento
vigorosa economía
aunque la gran mayoría
vivía en el sufrimiento.
Mientras haya un pueblo hambriento
como en tiempos de Trujillo
no será siempre sencillo
la riqueza calcular
si el dinero va a parar
que el Trujillo mano dura
creara la infraestructura
del progreso material.
Una sociedad rural
convirtió en moderno estado
pese a que el precio pagado
en lágrimas y sudor
hizo del gran dictador
hombre rico acaudalado.
Esa deuda colosal
con austeridad saldó
y al nuevo país le dio
moneda y Banco Central.
La banca hizo nacional
hizo puertos y acueductos
autopistas y viaductos
obras que antes de pagar
el diez se debía sacar
y dar al Jefe el producto.
Hubo entonces crecimiento
vigorosa economía
aunque la gran mayoría
vivía en el sufrimiento.
Mientras haya un pueblo hambriento
como en tiempos de Trujillo
no será siempre sencillo
la riqueza calcular
si el dinero va a parar
siempre a los mismos bolsillos.
Rafael Martínez Céspedes
28 de mayo de 2008
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