Recientemente vio la luz una obra de la autoría del profesor Euclídes Gutiérrez titulada “Trujillo: Un Monarca sin Corona”. La obra, muy amena e interesante, ha generado cierta controversia cuando, revistiéndose de objetividad, ha tratado de señalar los factores positivos del gobierno de treinta y un años de Trujillo, a quien algunos declaran el creador del moderno estado dominicano.
Casi medio siglo ha transcurrido desde el ajusticiamiento del tirano en 1961, pero su paso por el Poder dejó una impronta indeleble en la sociedad dominicana que aún lastima y perdura. Por eso cualquier tema sobre Trujillo – sobre el cual se han escrito millones de páginas – trae inevitables recuerdos. Lo más importante, si hemos de rememorar el pasado para ver más claro el futuro, es ver que enseñanzas podemos extraer de esa sangrienta carga de pretérito.
Para entender el problema en su raíz, la primera pregunta que surge con carácter inevitable es: ¿Quién era este hombre Trujillo y que factores incidieron en la formación de su avasallante personalidad? Si es cierto lo que apuntaba Goethe que “las virtudes de un hombre son suyas propias, pero sus defectos son los de su época, debemos empezar estudiando primero el escenario donde se formó ese cruel tirano.
La historia dominicana representa el ciclo típico entre el rigor de una dictadura y el patrón anárquico que le sigue: gobiernos liberales, despotismos ilustrados, ambiciones personales, revoluciones, corrupción rampante seguida por la intervención del gobierno de los Estados Unidos para la defensa de sus intereses económicos y políticos.
Casi medio siglo ha transcurrido desde el ajusticiamiento del tirano en 1961, pero su paso por el Poder dejó una impronta indeleble en la sociedad dominicana que aún lastima y perdura. Por eso cualquier tema sobre Trujillo – sobre el cual se han escrito millones de páginas – trae inevitables recuerdos. Lo más importante, si hemos de rememorar el pasado para ver más claro el futuro, es ver que enseñanzas podemos extraer de esa sangrienta carga de pretérito.
Para entender el problema en su raíz, la primera pregunta que surge con carácter inevitable es: ¿Quién era este hombre Trujillo y que factores incidieron en la formación de su avasallante personalidad? Si es cierto lo que apuntaba Goethe que “las virtudes de un hombre son suyas propias, pero sus defectos son los de su época, debemos empezar estudiando primero el escenario donde se formó ese cruel tirano.
La historia dominicana representa el ciclo típico entre el rigor de una dictadura y el patrón anárquico que le sigue: gobiernos liberales, despotismos ilustrados, ambiciones personales, revoluciones, corrupción rampante seguida por la intervención del gobierno de los Estados Unidos para la defensa de sus intereses económicos y políticos.
Trujillo nace en el 1891 y todos estos factores formativos de su carácter estuvieron presentes desde la muerte del dictador Lilis en 1899 incluyendo la primera intervención militar de los EUA en el 1916 hasta su salida en 1924. Los americanos detuvieron el proceso anárquico, regularon las finanzas públicas, cobraron sus acreencias, dieron orden al sistema jurídico y crearon la Guardia Nacional, en la que se formó el futuro dictador. Estos antecedentes muestran la forma dinámica en que una sociedad da respuesta, a través de ciertos individuos, a sus necesidades. Otra lección que no se puede olvidar es que aunque muy lejos de Dios, siempre seguiremos muy cerca de los Estados Unidos, un vecino fuerte que repite que no tiene amigos ni enemigos, pues ellos
SOLO TIENEN INTERESES
Si culpa del tiempo son
nuestros vicios y pecados
debe el siglo antepasado
al mundo una explicación:
Formó a Stalin y a Perón
Hitler y a Franco caudillo
a Mussolini y Trujillo
caribeño dictador
para unos benefactor
para otros un gran pillo.
El país en que crecía
el potencial dictador
fue un gobierno de rigor:
Lilís con su tiranía
a quién siguió la anarquía
y civil insurrección
o más bien invitación
a una vecina potencia
de hacer su armada presencia
e invadir la isla nación.
Como ha hecho tantas veces
ese imperio militar
su deuda monumental
pudo recobrar con creces.
Pensando en sus intereses
y otros temas del bolsillo
taparon la olla de grillos
y dejaron preparado
ese gran gallo tapado
que resultó ser Trujillo.
Rafael Martínez Céspedes
1 comentario:
Si las virtudes de un hombre son suyas propias, pero sus defectos son los de su época como dijo un pensador, el Siglo XX realmente fue diabólico.
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