domingo, 11 de mayo de 2008

TRUJILLO 12: "TRUJILLO ESTABA EN LA COSA"


Dos cuatrienios habían transcurridos desde su ascenso al poder y el país de Trujillo bailaba al compás de una orquesta cuyo director exclusivo era el propio dictador. La geografía nacional había sido sembrada de estatuas que duplicaban en mármol su efigie y tarjas conmemorativas hablaban en bronce de la megalomanía del tirano. Un nuevo estilo de prosa periodística y de tribuna surgió para adularlo y se puso en boga el adjetivo “apoteósico” para describir los desfiles, mítines y homenajes que el país entero debía rendirle.

Un chiste simpático, por supuesto secreto, era el del niño que en una inspección escolar afirmó que América había sido descubierta por Trujillo. El inspector salvó la situación, corrigiendo al alumno, pero ordenando al profesor que le diese una buena nota porque el muchacho “estaba en la cosa”.

Dicen que el holocausto haitiano influyó para que el gobierno liberal de Franklyn Delano Roosevelt en los EUA, forzara a Trujillo a delegar la presidencia para el período 1938-1942 en sus lugartenientes Mozo Peynado y Pipí Troncoso. Otros dicen que fue una forma de Trujillo probarse a si mismo que podía delegar el manejo de su finca personal en manos de capataces leales, mientras el disfrutaba las mieles del poder codeándose con importantes personalidades en EUA y Europa y recibir a su regreso triunfal apoteósicos homenajes. Como el niño de la anécdota también

TRUJILLO ESTABA EN LA COSA

Complaciendo peticiones
del imperio americano
decidió ahora el tirano
no terciar en elecciones.
Con aviesas intenciones
pero sin variar sus metas
al sonido de trompetas
un teatro fue anunciado
con Troncoso y con Peynado
haciendo de marionetas.

Un títere que mandaba
eso aquí nadie creía
pues todo el mundo sabía
quién de los hilos tiraba.
Si algún otro gobernaba
era por disposición
y expresa autorización
de aquel Trujillo Ilustrísimo
Insigne Generalísimo
y Padre de la Nación.

Un alumno a un profesor
respondió muy inocente
que América el continente
descubrió el Benefactor.
Lo corrigió el inspector
por su respuesta jocosa
y de forma muy airosa
ordenó en un santiamén
“démele de nota un cien
porque el niño está en la cosa”.

Rafael Martínez Céspedes
10 de mayo de 2008

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