Eliminados o amordazados– por amor o por la fuerza – todos los disidentes, el siguiente paso del dictador fue convertirse en una especie de Dios implacable, un Jehová caribeño, potente y vengativo, que inspirara terror y respeto y ante quién toda rodilla debía doblarse. Para el Dios Trujillo, todo era Honor y todo era Gloria.
Generalísimo, Doctor, Benefactor de la Patria, Padre de la Patria Nueva, Padre de la Independencia Financiera, Primer Obrero, Primer Maestro y un largo etcétera que crecía con el tiempo, se agregaron como títulos a su nombre. Santo Domingo de Guzmán se hizo Ciudad Trujillo y montañas, calles, puentes, escuelas, avenidas y toda obra creada por el hombre o la naturaleza debían llevar su nombre o el de uno de sus familiares.
En las escuelas los párvulos aprendían a alabar a Trujillo antes de aprender el abecedario. Cartillas, libros de texto y todo el aparato de propaganda gubernamental bombardeaban sistemáticamente su nombre y hablaban de su obra. Dios y Trujillo, en frase lapidaria dijo uno de sus más fervientes seguidores queriendo decir en realidad que
NUESTRO DIOS ERA TRUJILLO
Lo siguiente fue endiosar
el nuevo ilustre varón
y títulos a montón
se pusieron a inventar.
Al Brigadier General
lo hicieron generalísimo
gran ciudadano ilustrísimo
e insigne Benefactor
Benemérito Doctor
Parecido a Dios Altísimo
Nuestra vieja capital
y el pico más elevado
fueron ambos bautizados
con el nombre del chacal.
La geografía nacional
fue en su esencia mancillada
y nuestra alma lacerada
por la megalomanía
de esa diabólica cría
que no respetaba nada.
En la tal Gloriosa Era
el hablar era prohibido
leer sólo lo debido
no lo que uno quisiera
Era la Historia quimera
llena de textos sencillos
todo honor para el caudillo
no mencionar sus andanzas
y guardar las alabanzas
sólo para el Dios Trujillo
Rafael Martínez Céspedes
2 de mayo de 2008
Generalísimo, Doctor, Benefactor de la Patria, Padre de la Patria Nueva, Padre de la Independencia Financiera, Primer Obrero, Primer Maestro y un largo etcétera que crecía con el tiempo, se agregaron como títulos a su nombre. Santo Domingo de Guzmán se hizo Ciudad Trujillo y montañas, calles, puentes, escuelas, avenidas y toda obra creada por el hombre o la naturaleza debían llevar su nombre o el de uno de sus familiares.
En las escuelas los párvulos aprendían a alabar a Trujillo antes de aprender el abecedario. Cartillas, libros de texto y todo el aparato de propaganda gubernamental bombardeaban sistemáticamente su nombre y hablaban de su obra. Dios y Trujillo, en frase lapidaria dijo uno de sus más fervientes seguidores queriendo decir en realidad que
NUESTRO DIOS ERA TRUJILLO
Lo siguiente fue endiosar
el nuevo ilustre varón
y títulos a montón
se pusieron a inventar.
Al Brigadier General
lo hicieron generalísimo
gran ciudadano ilustrísimo
e insigne Benefactor
Benemérito Doctor
Parecido a Dios Altísimo
Nuestra vieja capital
y el pico más elevado
fueron ambos bautizados
con el nombre del chacal.
La geografía nacional
fue en su esencia mancillada
y nuestra alma lacerada
por la megalomanía
de esa diabólica cría
que no respetaba nada.
En la tal Gloriosa Era
el hablar era prohibido
leer sólo lo debido
no lo que uno quisiera
Era la Historia quimera
llena de textos sencillos
todo honor para el caudillo
no mencionar sus andanzas
y guardar las alabanzas
sólo para el Dios Trujillo
Rafael Martínez Céspedes
2 de mayo de 2008
No hay comentarios:
Publicar un comentario