jueves, 21 de abril de 2011

HABÍA UNA SEMANA SANTA


Por las revolucionarias reformas introducidas tanto en en el fondo como en la forma de las doctrinas y liturgias de la Iglesia Católica por el Concilio Vaticano II convocado por el Papa Juan XXIII en el año 1959, se afirma que fue ese evento uno de los puntos históricos culminantes del Siglo XX.

En mi juventud, me tocó ver uno de los cambios introducidos por dicho concilio ecuménico: el de la Misa Tridentina a la denominada “Misa Romana”. En la primera (llamada así por haber sido establecida en el Concilio de Trento en el siglo XVI), el sacerdote oficiaba la misa en latín, de espaldas a los fieles, quienes no podían leer pasajes bíblicos ni recibir la hostia en la mano, ni se permitían guitarras ni instrumentos folclóricos, únicamente el canto gregoriano, mientras que la segunda utiliza las lenguas vernáculas, así como en la participación activa de los fieles en el ceremonial y la música puede ser elegida libremente.

No sé por qué asocio esos cambios introducidos por la Iglesia Católica en su liturgia en ese “aggiornamento” o puesta al día que fue el Concilio Vaticano II, con los dramáticos cambios que se produjeron en la observación de la Semana Santa, la cual era entonces, un período de verdadero recogimiento material y espiritual.

El núcleo de la celebración de la muerte y resurrección del símbolo máximo del cristianismo comenzaba a partir del Jueves Santo, día en el cual Jesús, sería entregado para borrar con su sangre los pecados de una humanidad perdida e irredenta.

A partir de esa misma noche se iniciaba la vigilia que duraba toda la noche en la Iglesia del pueblo, cubiertos ya todos sus santos con un escalofriante manto morado y los fieles debíamos recorrer el llamado Vía Crucis o camino hacia la cruz, trayecto que, imitando al Cristo rumbo al Calvario, debía realizarse haciendo obligadas paradas en rodillas en cada una de las interminables estaciones indicadas en el templo.

El Viernes Santo se redoblaba el fervor, hablar en voz alta constituía una afrenta, por lo que el silencio era tal que podía cortarse en el aire. Ya para este momento, la única música permitida era la sacra y la sabiduría popular recomendaba no cortar un árbol en ese día, pues la planta afectada podía derramar auténtica sangre, una muestra más de que la religión y la superstición siempre han caminado de mano en mano.

A partir de ese momento, teorizo yo, frente a la súbita democratización de su vieja Iglesia, el pueblo, por vías de consecuencia perdió su miedo, respeto o terror al puño fuerte de la iglesia en su papel de preservadora junto al Estado del orden social. Y como ha sucedido en otras épocas en el devenir histórico de la humanidad, la gente después de tantos años sujeta a una disciplina moral basada en elementos etéreos, salió disparada a la busca del placer de los sentidos, aquí y ahora. Y así las iglesias fueron reemplazadas por playas, moteles y ríos y el culto se hizo sexo, drogas y desenfreno. Sin embargo, conectar este brusco cambio a los males presentes – delincuencia, drogadicción y el acoso inconsciente al medio ambiente – es una tarea que dejo con la debida reverencia y respeto a los profesionales que se dedican al estudio de la sociedad. Mientras tanto, añoro con nostalgia esa época cuando

HABÍA UNA SEMANA SANTA

La Iglesia que conocía
era sobria, misteriosa
y era una muy seria cosa
respetar los santos días
y si alguno no quería
sus rodillas maltratar
de seguro iba a parar
a la cruz junto con Cristo
pues los curas, ya se ha visto
se tenían que respetar.
.
La Iglesia que conocía
dejó su aura de misterio
y en un Concilio muy serio
decidió ponerse al día
pero el cambio que venía
las costumbres transformó
el pueblo el miedo perdió
y el placer buscó de prisa
desde que la sobria Misa
es con guitarra y bongó.
.
Y la Semana tan Santa
se convirtió en bacanal
y el silencio sepulcral
hoy es un ruido que espanta
y la gente baila y canta
viajando en barco o avión
y al compás de reggaeton
hoy llena playas y ríos
en un festival impío
de sexo, tabaco y ron.
.
Rafael Martínez Céspedes
Semana Santa del 2011
Jueves 21 de abril de 2011.

sábado, 16 de abril de 2011

!!INDÍGNENSE!!



Que en un libro alcance ya tiradas en varios idiomas de 1.5 millones de ejemplares no es nada sorprendente en estos días de masas sedientas de información. Que el libro, no sea tal sino un panfleto de una docena de páginas y que sus lectores sean mayormente jóvenes europeos ya lo hace diferente; pero, lo que lo hace extraordinario es que su autor, el judío alemán, naturalizado francés Stefan Hessel, un héroe de la Resistencia Francesa tenga la friolera de 93 años.

La introducción a su panfleto “Indignez Vous” (Indígnense!) comienza de esta manera: “Después de 93 años, estoy muy cerca del final. Pero todavía permítanme recordar a otros mi compromiso político en los años de resistencia de la Ocupación Nazí – y el Programa de derechos sociales elaborado hace 66 años atrás por el Consejo Nacional de la Resistencia. Aprendí que ese Consejo había completado un programa que ofrecía para la Francia Liberada un grupo de principios y valores en lo que descansaría la moderna democracia de nuestro país. Hoy esos valores se encuentran en peligro”.

Según Hessel, veterano diplomático y uno de los redactores de la Declaración Universal de los Derechos Humanos de 1948, Francia y agregamos nosotros, por extensión las naciones desarrolladas de Occidente, siguiendo el ejemplo generado por la Resistencia durante la Segunda Guerra Mundial, los ciudadanos deben llenarse de indignación por la terrible brecha entre los muy ricos y los muy pobres, por el tratamiento de sus inmigrantes ilegales, por la necesidad de establecer de nuevo una prensa libre, la protección del Medio Ambiente y por la de los sistemas de Seguridad Social.

Según Hessel, “los bancos y las compañías de seguros, más preocupados por sus dividendos que por el interés general, controlan los medios más importantes de producción y afirma que “la institución de una verdadera democracia económica y social involucra la salida de los grandes feudos económicos y financieros de la dirección de la economía” y continúa: “La Resistencia demandaba la libertad de prensa, su honor y su independencia del Estado, el poder del dinero y la influencia extranjera” y asegura que la libertad de prensa está en peligro por esas causas hoy en día. Las reformas educativas están muy alejadas del ideal de una escuela democrática y muy al servicio de una sociedad de comercio sin desarrollar una mente inventiva crítica suficiente.” El panfleto realmente no tiene desperdicios.Una versión completa de la obra puede obtenerse en el enlace:

Condensamos el llamado de Hessel a la juventud de hoy en estos términos:
“Cuando alguien te atropella como era atropellado por el Nazismo, la gente se vuelve militante, fuerte y comprometida. Pero si hoy como entonces una activa minoría se levanta, será suficiente; debemos ser la levadura que hace que el pan suba. El motivo básico de la Resistencia fue la indignación! Nosotros los veteranos de ese movimiento llamamos a la generación joven a vivir, transmitir, el legado de la Resistencia y sus ideales, diciéndoles: Tomen nuestro lugar

¡!INDÍGNENSE!!

Con su libro admiración
causa al mundo este francés
que al cumplir noventa y tres
es todo una sensación
Pide al mundo indignación
por la abismal diferencia
pues de pan siempre hay carencia
pero abunda el egoísmo
al cual igual que al Nazismo
hay que hacerle Resistencia.
.
Debió este mundo sufrir
el Nazismo y sus horrores
y sus siniestros valores
juró siempre combatir
aunque habrá de revivir
aquel infierno de Dante
pues olvidó lo importante
es el hambre erradicar
no su bolsillo llenar
o perseguir inmigrantes.
.
Este mundo es surreal
suerte de ruido silente
ya sin voz independiente
pues sólo habla el Capital
que de su forma habitual
compró la Revolución
y trajo de colofón
que un señor nonagenario
en un panfleto incendiario
nos reclame indignación.

Rafael Martínez Céspedes
16 de abril de 2011

martes, 5 de abril de 2011

QUIEN TE QUIERE BIEN, SEGURO TE HARÁ LLORAR


Muy interesante el análisis que hace el filósofo español Alejandro Llano, sobre lo que él denomina “conspiración leal”. Como se sabe, la primera reacción de casi todos los gobiernos es calificar como conspiración cualquier opinión que no venga de “agentes autorizados”. Es que, según su análisis, “el Poder, en estrecha alianza con el Capital, con su control de esos formidables elementos de cambio que son el Poder y el Dinero, se han atribuido, de una forma u otra, el monopolio de opinar sobre los asuntos del Estado",

Conspiración, de conspirar, en su origen etimológico del latin “cum spirare” quiere decir respirar juntos, actuar en colaboración, y cuando busca según Llano “el bien de la república y no el propio interés -lo cual resulta increíble para el Poder dominante, y muy sospechoso- la conspiración es leal y no perversa, y es aconsejable aunque “desconcierta y provoca suspicacias”.

Deben recordar los gobiernos, según Llano sin embargo “que la historia está llena de ejemplos importantísimos, en los que grandes cambios se han producido por la intervención de muy pocas personas. El caso más claro es el de la Revolución Francesa, obra de clubes a cuyos miembros se le conocía como "les philosophes", es decir, que no eran ni políticos, ni aristócratas, ni personas adineradas. Y cambiaron un país y un continente” termina su análisis el filósofo Alejandro Llano.

Si en un país, los empresarios, la Iglesia Católica, los medios de comunicación social y las coaliciones de organizaciones comunitarias demandan más transparencia en los procesos institucionales a los legisladores, un cambio de la política del Estado sobre como mejorar la distribución del ingreso o frente a la corrupción;, o bien una multitud de jóvenes se asocian para demandar se asignen más recursos a la educación pública, antes de reaccionar airados y tildar de conspiración esos esfuerzos, deben escuchar con paciencia esas verdades y retroalimentarlas para impulsar los cambios que espera la gente. La paciencia la da el recordar el viejo proverbio español que nos señala que

QUIEN TE QUIERE BIEN, SEGURO TE HARÁ LLORAR

.
Tienen monopolizado
el Poder y el Capital
el derecho de opinar
sobre asuntos del Estado
pues parece han olvidado
que igual ayer que hoy en día
una escasa minoría
con su tenaz pensamiento
es quien pone en movimiento
las masas en rebeldía.
.
Hoy son todas las naciones
pueblos y aldeas globales
y son las redes sociales
madre de revoluciones
y si hay buenas intenciones
debe el Poder meditar
como bien aprovechar
las ideas de la gente
y en espíritu paciente
su gran Verdad escuchar.
.
El Quijote en Rocinante
por la Mancha cabalgando
se la pasó aconsejando
a Sancho fiel ayudante
diciendo que un gobernante
debe del pueblo escuchar
siempre su dura verdad
aunque deba en realidad
al escucharla llorar.
.
Rafael Martínez Céspedes
5 de abril de 2011.