lunes, 7 de enero de 2008

ALICIA EN EL PAIS DE LOS AGUJEROS

Lewis Carroll era el pseudónimo del matemático, sacerdote anglicano y escritor inglés Charles Lutwidge Dodgson, quién en el 1855 publicó su famosa “Alicia en el País de las Maravillas”, obra maestra de la literatura infantil que narra las peripecias de Alicia, niña que al penetrar en una madriguera infinita, experimenta los más increíbles absurdos e ilógicas paradojas, tales como la de cambiar de tamaño con la bebida de pociones mágicas, la de encontrar otros seres fantásticos - un conejo enorme- y de encogerse hasta el punto de poder nadar en sus propias lágrimas. Al final de la historia, Alicia despierta confundida bajo un árbol, pues todo se trataba de un sueño.

Diversos bancos nacionales han caído en agujeros financieros que desafían a la imaginación y que han creado una crisis nacional de proporciones catastróficas. Todo el aparato de producción eléctrica del Estado fue primero vendido a precios viles y luego comprado de nuevo a precios astronómicos. Se pasean con increíble impunidad altos ex funcionarios del Estado con una riqueza instantánea que no admite explicaciones. Ya estamos nadando en nuestras propias lágrimas. ¿Despertaremos confundidos diciendo que todo fue un sueño?

ALICIA EN EL PAIS DE LOS AGUJEROS

El país de maravillas,
casi a modo de consejo
dijo Alicia al gran conejo,
ahora queda en Las Antillas.
Tiene populosas villas
de su isla es lado diestro.
Nada tiene de siniestro
más bien virtud en su haber
pero a veces viene a ser
más fantástico que el nuestro.

No te vayas a asombrar
si un político o banquero
pasa y deja un agujero
sin tenerlo que pagar.
Tampoco has de preguntar
si pagó por sus acciones
porque nunca habrá sanciones
y sí mucha impunidad
de gozar en libertad
sus mal habidos millones.

No dudes si el inculpado
en vez de un buen escarmiento
recibe su nombramiento
y un gran cheque del Estado.
Nunca existe un estafado
pues del pueblo es el dinero
y así el nuevo caballero
disfrutará su morada
o su cargo en la Embajada
de Ministro Consejero



Rafael Martínez Céspedes
Enero de 2008

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