Ya enfrentaron no hace tanto tiempo a poderosos intereses vinculados al suministro de la leche utilizada en el desayuno escolar servido en las escuelas públicas del país, que según los dos periodistas, era suero carente de proteínas, para recibir como premio una demanda judicial por daños y perjuicios millonarios.
El dúo dinámico ha saltado de nuevo al centro de la opinión por haber renunciado de la Comisión de Indultos, un organismo encargado de aprobar las recomendaciones para conceder la gracia presidencial a personas que cumplan condenas y que por razones especiales merezcan ser absueltos de las mismas. La renuncia es como protesta porque el indulto se otorgó este año- sin consultar a la Comisión - a personas vinculadas a estafas públicas multimillonarias pero que proceden de clases sociales altas o que pueda ser “políticamente inconveniente” mantenerlos en prisión. Huchi y Nuria alegan que existen otros presos con igual méritos para ser indultados porque “todos somos iguales ante la ley.”, aunque olvidan estos valerosos servidores públicos, que existen y siempre existirán personas que son un poco “más iguales” que los demás. De nuestra parte, pidamos a Dios que a diferencia de Don Quijote, los dos jamás sean tocados por una aspa peligrosa en su lucha desigual
CONTRA MOLINOS DE VIENTO
Huchi y Nuria periodistas
siempre viven enfrentados
a molinos endiablados
de un país surrealista
pues los dos idealistas
en su lucha quijotesca
por raro que hoy parezca
defienden la honestidad
y enarbolan su verdad
aunque el Poder se estremezca
Con los dos se ha de enfrentar
quien gane una millonada
vendiéndole leche aguada
al desayuno escolar
o quien se atreva indultar
algún banquero tunante
después de un fraude gigante
que arruinó media nación
mientras dejan en prisión
a otro menos importante
Pero en el país de Alicia
seguirán con los indultos
y al par lloverán insultos
o demandas en justicia
pues los vientos de codicia
buscarán prevalecer
y al dúo hay que proteger
en su tarea peregrina
de las aspas asesinas
de un molino de Poder.
Rafael Martínez Céspedes
31 de diciembre de 2008