Antes que a los astutos japoneses se le ocurriera introducir cuerpos extraños en las ostras para que estas produjeran las llamadas perlas “cultivadas”, una de las actividades más riesgosas era la de los buceadores que en la Polinesia arriesgaban constantemente sus vidas para traer a la vanidad del mundo, las bellas perlas naturales. Interesantes seres eran estos intrépidos buzos polinesios.
Un buzo es, según la definición formal, “una persona que se dedica profesionalmente a trabajar sumergida en el agua”. Sin embargo, en los países en vías de subdesarrollo (la falta es intencional) también existe otra acepción: el trabajo que realizan unos pobres miserables – mayormente niños – extrayendo objetos o alimentos de los vertederos de basura municipales. Me lo recordó el hecho de que precisamente hace un par de días, leí como una noticia al margen que uno de los camiones que vierten los desechos, aplastó a uno de estos niños buceadores. Gajes del oficio, exclamarán algunos. Gajes del oficio de ser pobre, agrego yo.
En el Nuevo Testamento, Juan pone en boca del Cristo advertirnos “que los pobres siempre estarán con ustedes”. Estamos de acuerdo. Lo que no nos dice el evangelista es que habría tantos de ellos, y que el egoísmo de nuestra civilización iba a seguir tratando la pobreza como un mal endémico, inevitable e insoluble y que sobre todo, como los vertederos están en las afueras de las ciudades, que nos acordáramos de ellos sólo cuando las llantas de un camión devolviera a una de estas criaturas al detrito al que los hemos condenado vivir. Mientras tanto, pidámoslo a nuestro buen Dios que nos libre de ejercer
EL OFICIO DE SER POBRE
Un oficio detestable
el ser pobre está probado
pues se vive siempre atado
a un destino miserable
y a la regla inevitable
que desde antaño perdura
saber que esta vida dura
se muestra al pobre más fea
pues le asigna la tarea
de recoger la basura.
Antes a fin de saciar
la vanidad de este mundo
perlas en el mar profundo
solían los hombres buscar
situación que hizo cambiar
nuestra globalización
que nueva e innoble misión
le da ahora al pordiosero
“bucear” en un basurero
y morir bajo un camión.
Como el mundo ya lo ha visto
siempre hay pobres por doquier
aunque de ellos tanto haber
no sé si lo dijo Cristo
y como nadie está listo
a ejercer su humanidad
para un pobre de verdad
hay un sólo mandamiento
que es vivir en sufrimiento
y morir sin dignidad.
Rafael Martínez Céspedes
18 de septiembre de 2008
Un buzo es, según la definición formal, “una persona que se dedica profesionalmente a trabajar sumergida en el agua”. Sin embargo, en los países en vías de subdesarrollo (la falta es intencional) también existe otra acepción: el trabajo que realizan unos pobres miserables – mayormente niños – extrayendo objetos o alimentos de los vertederos de basura municipales. Me lo recordó el hecho de que precisamente hace un par de días, leí como una noticia al margen que uno de los camiones que vierten los desechos, aplastó a uno de estos niños buceadores. Gajes del oficio, exclamarán algunos. Gajes del oficio de ser pobre, agrego yo.
En el Nuevo Testamento, Juan pone en boca del Cristo advertirnos “que los pobres siempre estarán con ustedes”. Estamos de acuerdo. Lo que no nos dice el evangelista es que habría tantos de ellos, y que el egoísmo de nuestra civilización iba a seguir tratando la pobreza como un mal endémico, inevitable e insoluble y que sobre todo, como los vertederos están en las afueras de las ciudades, que nos acordáramos de ellos sólo cuando las llantas de un camión devolviera a una de estas criaturas al detrito al que los hemos condenado vivir. Mientras tanto, pidámoslo a nuestro buen Dios que nos libre de ejercer
EL OFICIO DE SER POBRE
Un oficio detestable
el ser pobre está probado
pues se vive siempre atado
a un destino miserable
y a la regla inevitable
que desde antaño perdura
saber que esta vida dura
se muestra al pobre más fea
pues le asigna la tarea
de recoger la basura.
Antes a fin de saciar
la vanidad de este mundo
perlas en el mar profundo
solían los hombres buscar
situación que hizo cambiar
nuestra globalización
que nueva e innoble misión
le da ahora al pordiosero
“bucear” en un basurero
y morir bajo un camión.
Como el mundo ya lo ha visto
siempre hay pobres por doquier
aunque de ellos tanto haber
no sé si lo dijo Cristo
y como nadie está listo
a ejercer su humanidad
para un pobre de verdad
hay un sólo mandamiento
que es vivir en sufrimiento
y morir sin dignidad.
Rafael Martínez Céspedes
18 de septiembre de 2008
1 comentario:
Terrible oficio. Terrible ocupación.
Publicar un comentario