domingo, 19 de octubre de 2008

TENER MIEDO A LA CODICIA


La gran crisis financiera global del 2008 ha traído a la palestra al legendario inversionista Waren Buffett, un icono norteamericano de las finanzas cuya fortuna de más de 65 mil millones de dólares, lo convierten en el hombre más rico del mundo. Según Buffett, su secreto en hacer tanto dinero se basa en su principio básico de “tener miedo cuando los demás se llenan de codicia y llenarse de codicia cuando los demás tienen miedo”,

Nadie pone hoy en duda de que la codicia sin frenos es la gran culpable de esta gran crisis que ha llenado al mundo de miedo: Codicia como la de los ejecutivos de instituciones financieras quebradas que reportaban sueldos de más de US$17,000 dólares la hora; codicia de los bancos que aumentaron de forma escandalosa el precio de los inmuebles, codicia en fin de los especuladores y de los países petroleros que, hoy llenos de miedo, ven que la recesión mundial que ellos han contribuido a alimentar con la escalada artificial de los precios del petróleo, le está arrebatando sus ganancias fabulosas y ahora, en desesperación, están hablando de cumbres para cortar la producción y aumentar los precios de un bien que, ellos bien saben, es la sangre negra de esta “civilización” basada en el automóvil, la contaminación y la búsqueda del placer desmesurado.

Con todo, si algún ribete plateado tiene este negro nubarrón que se cierne hoy en día sobre la humanidad es que está uniendo países ricos y pobres. Lo que no pudieron ni las Naciones Unidas, ni el calentamiento global, ni la amenaza nuclear lo está logrando el dinero. Por eso tenemos que recordar por fuerza al genial Juan Domingo Perón, que proclamaba a los cuatro vientos que la víscera que más le duele a los hombres, lo ha sido siempre el bolsillo. Por ahora, con Warren Buffett, aunque sin tanto dinero, hay que

TENER MIEDO A LA CODICIA

Tiene miedo a la codicia
un magnate financiero
pues tanto amor al dinero
siempre es fuente de injusticia
lo que unido a la malicia
y desmedida ambición
traen como colofón
la parálisis global
y el resultado infernal
de un planeta en recesión.

Pagarán por dichos hechos
seguro los infelices
que al igual que las lombrices
sólo le arrojan desechos
ya que por dorados trechos
seguirán los millonarios
que el mercado inmobiliario
volverán de nuevo a inflar
forma sola de costear
su vivir estrafalario.

Debemos reconocer
quitándonos el sombrero
que el eterno Don Dinero
tiene mágico poder
y a la vez agradecer
al Dios de esta nueva Era
que más que fuerza cualquiera
ha logrado al mundo unir
y siempre habrá que pedir
una crisis financiera.

Rafael Martínez Céspedes
19 de octubre de 2008

1 comentario:

Anónimo dijo...

¿Quien pagará realmente por los platos rotos de este entuerto? De seguro que no será Mr. Buffett.