Tsunami financiero le llaman algunos. El peor desastre después de la depresión de los treinta le llaman otros. Lo que sea, no hace falta ser economista para prever las consecuencias funestas que podría tener una reacción en cadena o efecto multiplicador negativo que afecte a los agentes económicos del planeta. Una baja en la venta de automóviles de la General Motors, significa miles de empleos perdidos en Detroit, el cierre de una fábrica de parachoques en Michigan y la consecuente parálisis y despidos masivos de la empresa minera que explota el ferro níquel en la República Dominicana y así en sucesión hasta afectar toda la economía mundial.
Si se está verificando el dicho de los norteamericanos de que "los excrementos golpearon el abanico", conviene saber dónde tenían estos escondidos, que han aparecido así tan de repente y de forma tan devastadora. Lo que empezó como la crisis de las hipotecas “basura”, fue seguido de los escándalos de los bonos millonarios de los ejecutivos de las instituciones financieras, el rescate de íconos bancarios y la inyección de fondos multimillonarios en las economías europeas y americanas para incentivar el consumo.
Provoca mucha risa las reuniones de emergencia de los países ricos y no tan ricos - que en pocas horas pretenden resolver un desastre que se había venido incubando por décadas en este mundo globalizado y sin control-donde ahora concluyen, en una reinvención rápida de la pólvora, que el origen de la crisis es “la falta de ética y moral.” Para dirigentes que han iniciado y sostienen guerras, que oprimen sus pueblos y para los tantos que han practicado para su propio provecho la corrupción y el clientelismo, sólo nos queda recordarles que
LO QUE UNO SIEMBRA, COSECHA
Cumbres de la economía
celebran al por mayor
pues luce el ventilador
golpeó lo que no debía
pues lo que tan mal olía
lo tenían bien escondido
pues el vaho se ha extendido
cubriendo ya el globo entero
y un tsunami financiero
a este mundo ha sacudido.
La reacción en cadena
la iniciaron los banqueros
al crear mil agujeros
malgastando plata ajena
y los gobiernos sin pena
comprando firmas quebradas
sin escuchar las bobadas
de los que van a pagar
pues se hace para ayudar
poderosos camaradas.
Sin hacer gran alboroto
los del medio y los de abajo
con impuestos y trabajo
pagarán los platos rotos
y aquellos que compran votos
con dinero o clientelismo
ahora dicen con cinismo
y con fingida emoción
que es la eterna corrupción
madre de este cataclismo.
Rafael Martínez Céspedes 27 de noviembre de 2008
jueves, 27 de noviembre de 2008
LO QUE UNO SIEMBRA, COSECHA
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