martes, 10 de junio de 2008

TRUJILLO 27: "CON EL SIM EN LA CUARENTA"


Quienes lo conocieron a principios de la década del cincuenta, describen a Johnny Abbes García, como un joven alto, desgarbado, que se ganaba la vida entre un empleo mediocre en el Gobierno y sus funciones de cronista deportivo, aunque su verdadera vocación habría de ser el ejercicio de la maldad en todas sus formas.

En México, adonde fue enviado casi fortuitamente, “retó” al Jefe a que lo probara, recibiendo la atención de Trujillo quien notó su indiscutible capacidad para el espionaje, el crimen y la tortura. De un plumazo, en 1957 fue hecho Coronel y Jefe del temido Servicio de Inteligencia Militar (SIM) desde donde aglutinó el terror difuso existente y perfeccionó la GESTAPO tropical que aterrorizaría todo un pueblo durante los últimos años de la fatídica Era. En estrecha colaboración con su Jefe, se le atribuye el atentado contra el Presidente Rómulo Betancourt y el asesinato a palos y golpes de las hermanas Mirabal y el chofer de estas, ambos en el 1960.

En dos ergástulas medievales – la de “El Nueve” y “La Cuarenta”, los sospechosos o inocentes denunciados de ser enemigos de Trujillo, eran ablandados mediante los métodos más primitivos de tortura que incluían sillas y bastones eléctricos para explorar las partes pudendas de los reos. Parte de la modernización del SIM por Abbes, fue la adquisición de una flota de Volkswagen escarabajos o “cepillos”, equipados con transmisores, donde viajaban armados los inclementes matones del SIM. El ruido enervante de los motores de estos “cepillos” que rompía el silencio de las noches trujillistas, era normalmente el preludio de una “desaparición” y consiguiente tortura y muerte de algún infeliz parroquiano. Perdono pues por inocentes a quienes sin saber en épocas de crisis, piden de nuevo a Trujillo. A quienes lo hacen a consciencia, sólo les deseo pasen un día

CON EL SIM POR LA CUARENTA

Un desgarbado cronista
psicópata criminal
hizo aún más infernal
la tiranía trujillista.
En maldad especialista
disfrutaba la tortura
y asociado a la locura
del siniestro dictador
modernizó el gran terror
que existía en la dictadura.

Apoyado por Trujillo
ave del mismo plumaje
tecnificó el espionaje
creado por el caudillo.
El ruido de aquel cepillo
modernamente equipado
era aviso anticipado
que a una tortura brutal
y a la pena capital
sería un hombre condenado

Tocando eléctricamente
a un preso en sus genitales
confesiones a raudales
soltaba el más inocente.
Abbes verdugo inclemente
de aquella Era violenta
parece no tuvo en cuenta
que iría junto al dictador
a un infierno peor
que su famosa Cuarenta.


Rafael Martínez Céspedes
11 de junio de 2008.

No hay comentarios: