Caso No. 1. La Cámara de Cuentas, el organismo encargado de auditar las operaciones de todas las instituciones del Estado, como resultado de las declaraciones gratuitas de todos sus jueces miembros, ha provocado un escándalo mayúsculo donde se revela el aumento irregular de sus propios sueldos, la concesión de préstamos para garantizar su retiro y un supuesto chantaje a otras instituciones públicas para recibir dinero a cambio de no publicar ciertas auditorías. “Una situación espeluznante” la definió uno de los diputados investigadores. “Una Cámara de Cuentos” agregó un chusco (de terror por supuesto).
Caso No. 2. Un funcionario de nivel medio de una Secretaría de Estado, reportó el robo en su domicilio de la suma de RD$125 millones de pesos, o sea alrededor de US$3.6 millones de dólares. Menuda Caja Chica para guardar en un aposento.
Caso No. 3. Un alto dirigente político fue sacado de un expediente de corrupción, por supuestos servicios prestados a la campaña electoral recién pasada, mientras que los demás imputados continúan siendo perseguidos. Todas son fuentes de
INAGOTABLE VERGUENZA
Hace tiempo se decía
que ya por generaciones
tres claras aspiraciones
este gran pueblo tenía.
Sacarse la lotería,
la visa del consulado
o un empleo bien pagado
del tren gubernamental
del país más especial
donde nada está vedado.
Es país inagotable
ya que cualquier funcionario
puede esconder en su armario
una suma respetable.
Nadie aparece confiable
y al parecer no es afrenta
una cámara que cuenta
que sus sueldos duplicaron
y millones se prestaron
para vivir de la renta.
La justicia hace excepciones
y saca de un expediente
algún alto dirigente
que haya robado millones.
Vivir sin instituciones
sólo conduce al abismo
o a un horrible cataclismo
y a nuestra eventual desgracia
pues muerta la democracia
nos aguarda el despotismo.
Rafael Martínez Céspedes
25 de junio de 2008