Recientemente acaba de morir en Indonesia un hombre fuerte que dirigió su país por décadas y que, según las informaciones periodísticas, fue responsable de la muerte de un millón de personas y de amasar una fortuna calculada en miles de millones de dólares producto naturalmente de la corrupción. Murió tranquilo en su país y en su cama.
Ya el 2006 se había llevado entre las uñas a Pinochet el celebérrimo chileno de la misma profesión que el anterior y muerto también en su lecho, y a Saddan Hussein ido de una forma menos elegante. La pregunta que todos los creyentes se hacen – como ocurrió aquí con Trujillo – es: ¿adonde van a parar las almas de estos señores (si es que las tienen) después de su muerte?. Pinochet aseguró que iba a ver a Dios y casi todos aseguran que tienen una relación particular con el Todopoderoso. Con amigos como esos, estoy seguro que Dios no necesita enemigos. Los dictadores de izquierda – que también tienen su triste historia – no tienen tal problema pues todos son ateos, aunque también de vez en cuando, se les ocurre morirse. Imaginémonos que pasa después de
LA MUERTE DE UN DICTADOR
Como ser vivo a un tirano
sea de izquierda o de derecha
la muerte en su hora y fecha
le llega tarde o temprano
Con el garrote en su mano
era ley, constitución
y su histórica razón
cimentada en la tortura
fue una brutal aventura
de injusticia y represión
Al infierno de la gente
seguro no querrá ir
y al colega ha de exigir
un lugar menos caliente.
Una pregunta frecuente
se refiere a las sanciones
que en pago de sus acciones
Dios seguro ha de aplicar
aunque suelen preguntar
lo que harán con sus millones.
A Dios veré, dice serio
olvidando a los que un día
tras una cruenta agonía
había enviado al cementerio
o a un triste cautiverio
sin tenerles compasión.
Te enviaré a la habitación
dijo Dios siempre sencillo
a donde enviara a Trujillo
junto a Stalin y a Nerón
Rafael Martínez Céspedes
Santo Domingo, República Dominicana
Ya el 2006 se había llevado entre las uñas a Pinochet el celebérrimo chileno de la misma profesión que el anterior y muerto también en su lecho, y a Saddan Hussein ido de una forma menos elegante. La pregunta que todos los creyentes se hacen – como ocurrió aquí con Trujillo – es: ¿adonde van a parar las almas de estos señores (si es que las tienen) después de su muerte?. Pinochet aseguró que iba a ver a Dios y casi todos aseguran que tienen una relación particular con el Todopoderoso. Con amigos como esos, estoy seguro que Dios no necesita enemigos. Los dictadores de izquierda – que también tienen su triste historia – no tienen tal problema pues todos son ateos, aunque también de vez en cuando, se les ocurre morirse. Imaginémonos que pasa después de
LA MUERTE DE UN DICTADOR
Como ser vivo a un tirano
sea de izquierda o de derecha
la muerte en su hora y fecha
le llega tarde o temprano
Con el garrote en su mano
era ley, constitución
y su histórica razón
cimentada en la tortura
fue una brutal aventura
de injusticia y represión
Al infierno de la gente
seguro no querrá ir
y al colega ha de exigir
un lugar menos caliente.
Una pregunta frecuente
se refiere a las sanciones
que en pago de sus acciones
Dios seguro ha de aplicar
aunque suelen preguntar
lo que harán con sus millones.
A Dios veré, dice serio
olvidando a los que un día
tras una cruenta agonía
había enviado al cementerio
o a un triste cautiverio
sin tenerles compasión.
Te enviaré a la habitación
dijo Dios siempre sencillo
a donde enviara a Trujillo
junto a Stalin y a Nerón
Rafael Martínez Céspedes
Santo Domingo, República Dominicana
4 de febrero de 2008
1 comentario:
Me imagino le echarían un par de esos millones en su caja.
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