Es el Profesor Juan Bosch sin lugar a dudas uno de los más connotados prohombres
dominicanos de todos los tiempos y uno de los padres de la democracia de que
hoy disfrutamos en la República Dominicana. Al conocido intelectual y
político, fundador de dos de los tres
partidos políticos que han gobernado su país después de la muerte de Trujillo,
se le atribuye la frase de que “en política hay cosas que se ven y cosas que no
se ven”, seguramente – opino yo – haciendo alusión a la conocida alegoría del
Mito de la Caverna de Platón – a la que nos referimos en una entrada anterior de
este blog. Favor ver:
Esta
parte, la que no se ve, es sobre lo que he querido especular el día de hoy, al
comentar la solución salomónica que le ha buscado el gobierno de Danilo Medina
al entuerto creado por la controversial Sentencia del Tribunal Constitucional
de la R.D., que según los analistas ha despojado de su nacionalidad – para colmo con carácter
retroactivo – a millares de ciudadanos dominicanos de origen haitiano. Durante
ya más de 8 largos y tortuosos meses, el Gobierno Dominicano, quien decidió por
fuerza cargar con el pesado muerto, ha desviado su atención a los graves
problemas del país, para concentrar su tiempo y recursos en defenderlo en
todos los foros internacionales y frente a los gobiernos de los EUA y la Unión
Europea – soporte inevitable de su salud
económica – de las acusaciones de xenófobo y racista que le han endilgado en
casi todo el mundo, incluyendo el recién galardonado Nobel de literatura, Mario
Vargas Llosa.
Siendo
el problema resuelto con una ley que devuelve sus derechos a los afectados, la
pregunta que todos se hacen es: ¿Qué fuerzas subterráneas subyacen detrás de la
inexplicable sentencia? ¿Por qué debió el país recorrer este agreste sendero
para terminar en el punto de partida? Para explicar un posible por qué, recurrí
a un amigo, especialista en temas de comunicación de masas, quien me explicó
sobre las técnicas que utilizan los grupos de poder para desviar la atención de
la sociedad de noticias que afectan a un grupo en particular hacia otro punto, y
para ello se valió de la siguiente anécdota:
“Un
señor se había quedado calvo, pero se avergonzaba de tener que utilizar una
peluca y para resolver el problema, se dejó crecer una larga barba. Un día, se
afeitó la barba y al mismo tiempo se colocó la peluca. El truco funcionó pues
la gente le preguntaba: ¿Qué pasó, te afeitaste la barba?
Dejo
pues, en manos de los curiosos llegar a sus propias conclusiones sobre algún
propósito oculto- si es que existe- detrás de la famosa sentencia.
En
lo que no estoy de acuerdo es el tema de habernos calificado de racistas, pues
todos sabemos que la República Dominicana es un país multicolor – no sólo por
sus bellos paisajes- si no por el tinte de la piel de sus habitantes, pues
cerca del 70% de su población es mulata, un 12% de negros puros y sólo una
ínfima parte puede considerarse blanca y de estos últimos no se sabe mucho,
pues desde niños nos han inculcado que hasta los más blancos tienen
EL
NEGRO DETRÁS DE LA OREJA
Vergüenza
un calvo tenía
de
ponerse un peluquín
pero
con astuto fin
larga
barba se crecía
Entonces
el mismo día
que
la barba se afeitó
la
peluca se plantó
pero
el pelo no miraban
pues
sólo le preguntaban
con
la barba ¿Qué pasó?
Cuando
algún tema caliente
sacude
una sociedad
pierde
su notoriedad
si
surge otro más candente
Manipulan
a la gente
con
errónea información
de
un maquiavélico guión
que
escribe un guionista ruin
quien
para alcanzar su fin
quita
paz a la nación.
Me
temo que esto ha pasado
con
la famosa sentencia
la
dolorosa experiencia
que
gran revuelo ha causado
pues
la misma la han juzgado
racista
en su contenido
un
hecho controvertido
por
el cual nos llueven quejas
a
un país que en sus orejas
siempre
el negro lo ha tenido.
Rafael
Martínez Céspedes
19
de mayo de 2014
Referencias:
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