Juan José Arévalo, fue un educador y político
reformista de Guatemala, quien ocupó la Presidencia de su país en el período
1945-1951. Arévalo como escritor, publicó “La Fábula del Tiburón y Las Sardinas”
obra que expone las relaciones entre los
Estados Unidos – a quien Arévalo define como el tiburón – siempre al acecho de
las riquezas fáciles de las endebles sardinas que son los países centro
americanos. En otro ensayo, el uruguayo Eduardo Galeano publicó en 1971 “Las
Venas Abiertas de América Latina” un análisis de la historia desde la
Colonización europea hasta la América Latina contemporánea, describiendo lo que él califica, "el constante saqueo de los recursos naturales
de la región por parte de los imperios coloniales, entre los siglos XVI y XIX,
y los Estados imperialistas, el Reino Unido y los Estados Unidos.”
En realidad el fenómeno no es nuevo y viene
repitiéndose siempre que un pueblo
fuerte y desarrollado, se interesa en los recursos de un estado vecino, débil y
poco educado. Los propios estados de la
Grecia Antigua aceptaban el principio de “que mientras las cosas sean como
son”, “el fuerte hace lo que quiere y el débil debe aguantar lo que puede.” Por
supuesto, con la globalización de la economía, las invasiones armadas han sido sustituidas, aunque no del todo, por embargos comerciales, presiones
diplomáticas y bloqueo de acceso a las fuentes de financiamiento internacional
controladas por las grandes potencias. Las corporaciones de muchos países
desarrollados utilizan generalmente como estrategia para conseguir mejores y
a veces leoninas condiciones en sus contratos, la de aliarse con ciudadanos
locales – políticos, funcionarios, empresarios . que no siempre defienden el
interés común, como ahora alega el Gobierno de la República Dominicana ha
sucedido, en el conflicto que ha surgido entre este y la multinacional minera
Barrick Gold en un contrato para la explotación de un gran yacimiento de oro-
ese eterno símbolo de caudal y riquezas- en territorio dominicano.
Ese apetito voraz por las riquezas fáciles de parte de
las compañías de los países desarrollados y la reacción de fuerzas nacionalistas
indignadas frente a lo que llaman condiciones onerosas e inaceptables a los
intereses de los países que aportan los recursos naturales, es el caldo de
cultivo donde surgen tradicionalmente
los líderes del populismo radical - que luego se convierten en un agudo dolor
de cabeza para todo el mundo-. Ojalá que en el desenlace de este conflicto prime el sentido común y la
moderación, ya que nos puede tocar un caudillo populista, criatura que siempre nace del desigual
y repetido combate de
TIBURÓN CONTRA SARDINAS
No debe causar sorpresa
que un rico con un
garrote
a un vecino pobre
explote
y prive de su riqueza
Tampoco cause extrañeza
del hombre su condición
su codicia y ambición
y su eterno amor al oro:
siempre va trás un tesoro
y en él pierde el corazón.
Si el vecino es rico
Estado
que quiere ese mineral
un gran garrote
imperial
vendrá a ser utilizado
y el pobre perjudicado
debe armarse de
paciencia
o pagar la consecuencia
ya que embargos y
presiones
y hasta un par de porta
aviones
van a usar con diligencia.
Mientras reine la avaricia
y el interés del más
fuerte
le espera muy triste
suerte
a la paz y a la
justicia
Gran pecado es la
codicia:
vale más un poco dar
pues querer tanto ganar
es tener muy corta
vista
y un caudillo populista
de paso puede crear.
Rafael Martínez
Céspedes
3 de marzo de 2013
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