Pasó en Venezuela hace ya algún tiempo y el fenómeno ha
sido replicado sistemáticamente en países como Ecuador y Bolivia, para
mencionar sólo algunos ejemplos. Se
hastiaron estas sociedades de la corrupción e impunidad con que se repartían el
botín de las arcas del Estado los partidos políticos tradicionales y el pueblo
le dio su voto a movimientos populistas, fenómenos de masa, que cobran fuerza
en contextos de crisis e incertidumbre como los que vive el mundo en estos
momentos.
Ahora el populismo ha cruzado el charco en vía
contraria y parece que le quiere ahora tocar
el turno a España, donde el Movimiento Político “Podemos” , creado hace menos
de un año: según las encuestas publicadas a principios de esta semana se coloca como la primera fuerza política- por
encima del Partido Popular ahora en el Poder y el Partido Socialista Obrero
Español (PSOE), lo que refleja el malestar que sienten los ciudadanos españoles
por la forma en que sus políticos tradicionales han manejado la cosa pública.
El morbo del pueblo disfruta de este cambio: “era hora
de enseñar a esos ladrones, que el poder sigue en nuestros manos” dijo un
entrevistado. “Enhorabuena” añade otro, ya nos hastiamos de tanto robo y
abuso.” Aunque el término “populismo” no forma parte del vocabulario oficial de
la lengua española, todos sabemos que significa aprovechar el poder del pueblo-
entendido como las clases bajas y sin privilegios económicos, políticos o
sociales – para rechazar a las clases dominantes y/o a los partidos políticos
tradicionales.
Por supuesto hay diferentes y encontradas opiniones
sobre el tema, pero conviene leer un interesante artículo publicado en la
revista española “Temas” del ex vicepresidente socialista Alfonso Guerra que
opina que “Europa no puede permitirse repetir su peor pesadilla, la que vivió durante los años treinta del
siglo XX”, refiriéndose obviamente al nazismo y al fascismo que culminaron en
el desastre que resultó la Segunda Guerra Mundial.
Favor ver:
Naturalmente el complejo asunto tiene múltiples
ángulos y aristas. No sabemos, por ejemplo, cual será el beneficio neto que al
país le ha aportado el movimiento de Hugo Chávez en
Venezuela o el de Evo Morales en Bolivia, para citar dos casos. Sabemos, sin
embargo, que la experiencia no se
improvisa; que la política es una ciencia que no puede abordarse de forma
improvisada y superficial y que, aunque la mayoría de quienes la practican hoy
en día se hayan convertido en verdaderos depredadores del Erario público, debe
manejarse este asunto del Poder con extremo cuidado como lo señala el
articulista de la Revista “Temas”.
Quizás el aspecto más positivo de este auge de los
movimientos que rechazan la conducta de los políticos o los modelos de gobiernos
tradicionales, es aprovecharlo para, como dice el señor Guerra, “utilizarlos como
acicate para relanzar una política social ambiciosa, creíble y realizable”
sobre todo siendo conscientes de que “las instituciones políticas se encuentran
necesitadas de una regeneración que permita una verdadera rendición de
cuentas ante la ciudadanía.” Esto me parece, lo está llevando de forma
ejemplarizante el Sistema Judicial de la Madre Patria, modelo que ojalá pudieran
imitar los jueces de todos los países donde la corrupción y la impunidad siguen
campeando por sus fueros.
Mientras tanto la pregunta que nos hacemos todos es
¿PODEMOS O NO PODEMOS?
Una gran revolución
vive la España querida
que es una profunda herida
en la ibérica nación
Destape a la corrupción
su Justicia ha proclamado
y aquel pueblo ya angustiado
de tanto robo y cinismo
en su auxilio al populismo
ahora de nuevo ha llamado.
Parece España olvidar
que en Alemania el nazismo
y en Italia aquel fascismo
iban a Europa a salvar
Guerra y muerte en su lugar
trajo al mundo esa corriente
porque gobernar la gente
es una difícil ciencia
que requiere la experiencia
de un político decente.
Pero gran dicotomía
viven todas las naciones
pues políticos ladrones
sólo existen hoy en día
y una suprema ironía
debemos todos vivir
pues nos debe dirigir
o alguien más ladrón que un gato
o un populista novato
y ambos nos harán sufrir.
Rafael Martínez Céspedes
6 de noviembre de 2014
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