El
Papa Francisco, con motivo del inicio del Mundial 2014 de fútbol en Brasil, pidió "aprender las
lecciones que dejará el torneo más allá de lo deportivo”. "Les
deseo a todos que puedan disfrutar de un maravilloso Mundial de fútbol, con un
espíritu de verdadera fraternidad", indicó el Sumo Pontífice, añadiendo que “el fútbol transmite
valores que van más allá del campo de juego, como espíritu de equipo, juego
limpio, respeto al oponente o solidaridad".
"Es cierto que al final de este Mundial sólo una selección nacional podrá levantar la Copa, pero todos ganaremos si aprendemos las lecciones que el deporte nos enseña, reforzando los nexos que nos unen", terminó diciendo el Papa argentino.
Más
significativo aún, es el hecho de que el Mundial se celebre en el bello y
exuberante país donde el fútbol es casi una religión y donde los niños no nacen
con un pan debajo del brazo, si no con una pelota en los pies. Su antigua capital y en mi opinión su más atractiva ciudad Río de Janeiro, parece ser un regalo del buen Dios a la vista: una lucha
constante por sobresalir entre las montañas de roca, la colorida floresta
adyacente y un mar azul que baña sus blancas y hermosas playas llenas de
bañistas que han hecho del culto a sus cuerpos una verdadera profesión.
Pero
junto a la belleza natural y a la alegría de su hermosa gente, el hombre sembró
su tradicional iniquidad que ha resultado en grandes desigualdades que se manifiestan
en los cordones de miseria que rodean la bella ciudad, las famosas “favelas” o
barrios pauperizados que salpican todo el entorno.
Con
todo, los esfuerzos de los gobiernos brasileños de la última década han cambiado bastante el panorama social y millones de personas han salido de la tradicional pobreza y han hecho despegar al país de un permanente futuro y lo
han convertido en una de las más pujantes economías del globo. A pesar de esto,
las masas populares previo al inicio del Mundial – un compromiso asumido por el
gigante sudamericano dentro de las dudas de los países desarrollados
tradicionales que no habría de cumplirlo – han llevado a cabo grandes protestas
en las principales ciudades que han empañado, por así decirlo, la apertura de
los juegos.
Pero
el fútbol en Brasil todo lo cura. El objetivo común es ahora que la selección
verde-amarilla consiga la Copa. Si esto sucede, dijo un ciudadano de a pie, celebraremos
durante una semana y después seguiremos protestando; una expresión que retrata de
cuerpo entero a un país que ha hecho de la felicidad, dentro de los constantes e inevitables problemas cotidianos, un estilo de vida.
Mientras
tanto, como nota jocosa, sin cuestionar la buena fe del Sumo Pontífice, nos
preguntamos
¿SERÁ
FRANCISCO NEUTRAL?
Dios
para alegrar la vista
decidió Brasil crear
mezclando montaña y mar
en su paleta de artista.
Cada
niño un futbolista
fue
otro regalo genial
al
país dulce y sensual
de
gente de piel dorada
bella
aunque desordenada
que
hoy es sede del Mundial.
Pero
Dios con gran nobleza
no
todo al Brasil le dio
pues
por igual repartió
mucha
injusticia y pobreza.
Con
alegría y belleza
el
evento ya ha arrancado
aunque
un tono inusitado
tienen esta vez las fiestas
pues la samba con protestas
el buen pueblo ahora ha mezclado.
Con
Santa neutralidad
dio
el Papa sus bendiciones
fútbol, no revoluciones
precisa la Humanidad.
Pero
Su Alta Santidad
siendo
del país vecino
sin
cuestionar lo divino
ni
la autoridad papal
¿será Francisco neutral
o
es él un hincha argentino?
Rafael
Martínez Céspedes
14
de junio de 2014
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