Tiene únicamente sentido leer lo que sigue, si el
lector se toma unos minutos para ver el video que aparece arriba de esta entrega, el
cual narra el experimento – el hermoso
experimento – llevado a cabo en Paraguay, por un grupo de ciudadanos iluminados
– en particular un destacado músico de ese país – el señor Luis Szarán y un
equipo de hombres de buena voluntad, quienes– igual que se hizo con fantásticos
resultados en Venezuela – decidieron llevar la magia de la música culta a los paupérrimos
pobladores de los barrios marginados de ese país.
A la experiencia paraguaya se añade un elemento
adicional: Como el número de candidatos juveniles al aprendizaje de algún
instrumento musical superaba por mucho los recursos disponibles para la compra
de los mismos, un “rústico reciclador”
de basura (genio le llamaría yo) se las ingenió para crear unos aparentemente
rudimentarios instrumentos que resultaron al fin de cuentas apropiados para la
producción casi profesional de música. Es sencillamente hermoso y conmovedor este experimento que ha
transformado jóvenes sin esperanza de barrios marginados en ciudadanos con
otra actitud frente a la vida, con un claro concepto de que las cosas pueden
cambiarse si se tiene la actitud correcta hacia la existencia y si surgen
hombres de buena voluntad, como el grupo iluminado que promueve la idea, para
dar su tiempo y recursos a tareas tan nobles.
De una forma u otra, conecto la experiencia de estos
jóvenes paraguayos, con la entrega anterior sobre Viktor Frankl en el campo de
exterminio nazi de Auschwitz Ver entrada en:
http://decimasdominicanas.blogspot.com/2014/03/la-ultima-de-las-libertades.html
Teniendo muy poco que esperar de la vida, los prisioneros judíos que
sobrevivieron esa horrible pesadilla, fueron los que no se desesperaron y que
adoptaron la actitud de “darle algo a la vida”, en vez de esperar ellos algo de ella.
De igual forma, la pobreza, la miseria abyecta, es una inmensa y virtual
prisión donde en “plena libertad”, pero rodeados de los casi inexpugnables muros que son el hambre, la ignorancia y la enfermedad, millones de seres humanos en todo el mundo
han sido condenados a mil trabajos forzados, por sociedades injustas donde mayormente prevalecen el egoísmo y la satisfacción personal.
De nuevo, me
quito el sombrero frente a la experiencia de esos señores del hermano país de
Paraguay, pidiendo sólo a los músicos profesionales y prohombres de todos los
países de todo el globo, que imitándolos se dediquen a formar
MÁS
ORQUESTAS RECICLADAS
Hoy me quiero referir
a ese Paraguay lejano
tierra allende al altiplano
donde muy duro es vivir
allí viene de ocurrir
un milagro singular
algo digno de contar
pues de un sucio basurero
saca un triste prisionero
sus alas para escapar.
No hablo yo de una prisión
que aloja algún criminal
es de la cárcel virtual
del pobre y su condición
una horrible situación
de hambre y enfermedad
donde en plena libertad
a mil trabajos forzados
son los pobres condenados
por la humana sociedad.
Han creado instrumentos
de basura reciclada
que en culta música alada
tornan jóvenes portentos
Y al descubrir sus talentos
viene el hecho a confirmar
se recibe siempre al dar
aunque se tenga muy poco
ya que es de este mundo loco
solo el modo de cambiar.
Rafael Martínez Céspedes
2 de abril de 2014
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