El mundo recuerda el
desplome de la economía argentina a
finales del 2001, con el llamado
“corralito", término para describir la restricción de la libre disposición de
dinero en efectivo de parte de los depositantes bancarios. ”En la Argentina, un corralito es una pequeña jaula cerrada con una red,
donde se coloca al bebé y desde donde no le es posible salir de allí sin
ayuda”. Se utilizó esta analogía para compararla con la
forma en que el gobierno restringía una de las libertades esenciales de los
usuarios de cualquier sistema bancario: La de poder sacar sus fondos del
sistema en cualquier momento”.(1)
Por supuesto que nadie
pensó que esto ocurriría en la bien regulada Europa en poco más de una década.
Concrétamente en Chipre, miembro de la Zona Euro, donde el Banco Central
Europeo – por la mano suelta de los liberales banqueros chipriotas– busca
cubrir un “agujero” de más de 20 mil millones de euros y el gobierno de la isla
impuso un “corralito” que afecta a todos sus depositantes y cuyo costo será
cubierto por estos últimos, no por sus banqueros. Se teme que el colapso afecte a todo el
sistema bancario europeo, cuyas economías – con recetas de políticas anti
keynesianas – esto es de ajustes y recortes presupuestarios- se están sumergiendo
en el desempleo y la depresión.
Visto desde lejos,
parecería que los países deudores de la Unión Europea, sin la capacidad de aplicar
políticas monetarias de forma independiente,
están encadenados por su moneda común – el euro – porque a los países a
quienes se debe (un acreedor importante es Alemania por ejemplo) no les
interesa que se deteriore la moneda en que han contabilizado su deuda
realizando emisiones monetarias para rescatar sus bancos (como lo hizo los
Estados Unidos para resolver su crisis) y en su lugar exigen que los países
deudores se aprieten el cinturón, reduzcan sus presupuestos y los beneficios
sociales. No sorprende entonces, que se obtengan los resultados esperados:
crece el desempleo, aumentan los desahucios y disminuye de forma substancial la
actividad económica y la seguridad social. El siguiente paso – si seguimos los
lineamientos de la historia – es la inestabilidad política y el descontento
social. Veamos que pasa si, Dios no lo
quiere, se extiende
EL CORRALITO EUROPEO
El Siglo Veinte salía
y la Argentina lloraba
en corral que desangraba
su maltrecha economía
Que en Europa ocurriría
nadie pensaba, lo
admito
repetirían su jueguito
los insaciables
banqueros
los responsables primeros
de inventar el
corralito.
Hoy Europa es
prisionera
de su monetaria unión
porque la inmoderación
le ha abierto una gran tronera
pues resulta una
quimera
salir de aquel agujero
sin imprimir más dinero
y ponerlo a trabajar
como solía aconsejar
Keynes el sabio certero.
Mostrándose empecinado
un poderoso acreedor
pide estrechez y sudor:
toma un rumbo
equivocado
porque un mundo
acostumbrado
al lujo y satisfacción
desempleo y depresión
fácil no habrá de aceptar
y esto puede generar
gran protesta y
rebelión.
(1) http://es.wikipedia.org/wiki/Corralito
Rafael Martínez
Céspedes
26 de marzo de 2013.