La
letra W (como en George W. Bush) ha adquirido – sobre todo en los Estados
Unidos – su propia personalidad al relacionarla con el que fuera el
cuadragésimo tercer (43) Presidente de la poderosa nación. Un ejemplo, fue la
referencia en el show de David Letterman cuando hace algún tiempo se barajaba
quien asumiría el Poder en Cuba tras la renuncia de Fidel. Dijo así Letterman:
“Dicen que Fidel nombrará a su hermano Raúl como sucesor” y añadió causando una
explosión de carcajadas en su auditorio: “Esto, a menos que tenga un hijo
idiota Fidel W. Castro, a quien dejar la Presidencia.”
Establecido
el contexto de lo que sigue, es indudable que el mencionado George W. Bush en los 8 años de su presidencia, dejó su
impronta indeleble y letal en el mundo tal y cual lo conocíamos. Lo interesante
del caso – y es el tema que hoy trataremos – es que también ha dejado su marca
en el gobierno de Barrack Obama, a quienes en las redes sociales y grupos de
protestas se está llamando “George W.
Obama” y utilizando los recursos del Photo Shop han hecho una
combinación (ver foto arriba) donde ya Barrack ha ido adquiriendo algunos de
los rasgos faciales del tejano petrolero de la dinastía Bush.
Esto
naturalmente, no es un fenómeno nuevo. Sociólogos e historiadores coinciden en
que es muy rápido el cambio de los gobernantes que sustituyen a otros en el
Poder en adoptar los mismos principios y políticas que ellos criticaron y
utilizaron para sustituirlos. Así, por ejemplo, Obama prometió entre otras cosas el cierre de
la base de Guantánamo, la eliminación de métodos barbáricos para la obtención
de confesiones de potenciales “terroristas” y sobre todo el respeto a los
derechos fundamentales de los ciudadanos, vulnerados por el gobierno de Bush en
aras de la sacro santa “seguridad doméstica”. Estas políticas no sólo no han
sido cambiadas, si no que en algunos han sido acentuadas como lo demuestra el
reciente escándalo de espionaje de llamadas telefónicas y correos electrónicos hechos
por los organismos de seguridad estadounidenses y denunciado por el joven Edward
Snowden.
Por
supuesto, todos sabemos que no es a quien llaman “Primero” – sea Presidente, o
Primer Ministro o Secretario General del Partido en el poder” quien es – como dicen
los españoles – el que corta el bacalao. Las decisiones las toman las élites del
poder, los grupos– formales o informales -
cuyos intereses están por encima de consideraciones personales. De ahí
viene el cambio – la enorme metamorfosis – que experimentan todos los que pasan
de aspirantes teóricos a ejercer el Poder. Por eso, no debe haber resentimiento
ni resquemor si alguien confunde al revolucionario Barrack por el derechista
GEORGE
W. OBAMA
Metamorfosis
muy rara
hoy
ya percibe la gente
pues
Obama el Presidente
dicen
que cambió de cara
Ya
con Bush se le compara
tiene la mano más dura
en
Guantánamo hay tortura
todo el mundo es vigilado
dicen
que el hombre ha cambiado
y
su piel ya no es oscura.
Una
cosa es el decir
y
otra cosa es el Poder
a
quien hay que obedecer
cuando
se va a dirigir
Una
cosa es el sentir
por
los otros compasión
otra
cosa es la presión
de
los grupos de interés
quienes
tienen a su vez
el
verdadero timón.
No
es a quien llaman “Primero”
quien
tiene siempre el Poder
los
que dicen que hay que hacer
son
los dueños del dinero
Y
el enfoque más certero
del
negocio de mandar
es
primero averiguar
donde
están los intereses
que
han podido ya mil veces
negro
en blanco transformar.
Rafael
Martínez Céspedes
20
de junio de 2013
No hay comentarios:
Publicar un comentario