domingo, 2 de junio de 2013

¿DE QUE SIRVE LA POESÍA?



En Europa, los grupos denominados “Los indignados” se han manifestado entre otras cosas  “contra la terrible brecha entre los muy ricos y los muy pobres y  por la necesidad de establecer de nuevo una prensa libre y de reformar los sistemas educativos, según ellos estos dos últimos ahora al servicio de las élites  que manejan el dinero y el  poder.

Alegan que todos los países desarrollados están muy alejados del ideal de una escuela democrática y muy al servicio de una sociedad de comercio, sin desarrollar una mente inventiva crítica suficiente y lo asocian a la  desaparición  de las aulas de la educación liberal  que es la que “persigue la formación de seres humanos libres dándoles un mayor sentido de los valores, la ética y el compromiso cívico al enfrentarlos con los temas cruciales de su sociedad y de su época.” El resultado más importante – y quizás más peligroso para las élites del Poder- de una educación liberal  es que forma “personas escépticas de su propia tradición y entrenadas para pensar por si mismas, en lugar de ceder ante la autoridad” (1).

Quizás por eso la sociedad global, cuyo Dios es el mercado, ha concentrado sus esfuerzos en la formación de “especialistas”, tecnócratas que saben más y más sobre menos y menos, quienes sólo pueden comunicarse con los de igual especialidad.   El efecto obvio es mucha tecnología, pero muy poca comunicación. Si queremos volver al  diálogo que acerca los seres humanos independiente de su nivel social o cultural , debemos volver a la educación que nos hace libres. Oigan si no una experiencia en comunicación contada en su autobiografía por el Maestro Pablo Neruda y que tituló “El Poder de La Poesía”(2) :

“Ha sido privilegio de nuestra época —entre guerras y revoluciones- desarrollar la fecundidad de la poesía hasta límites no sospechados.  Contaré lo que me pasó en La Vega, el mercado más grande y popular de Santiago de Chile. Allí llegan al amanecer las infinitas carretas y camiones que traen las frutas y comestibles desde las fincas que rodean la capital. Los cargadores — miembros de un  gremio numeroso, mal pagado y a menudo descalzo—pululan por los cafetines, asilos nocturnos y fonduchos de los barrios inmediatos”.

“Un día me invitaron a dar una conferencia en el sindicato de cargadores de la Vega.  Cuando entré a aquella sala destartalada sentí el frío no sólo por lo avanzado del invierno, sino por el ambiente que me dejaba atónito. Sentados en cajones o en improvisados bancos de madera, todos me miraban con los ojos carbónicos y estáticos del pueblo de mi país.  Qué hacer con este público? De qué podía hablarles? Sin acertar a decidir nada y ocultando las ganas de salir corriendo, tomé el libro España en el Corazón que llevaba conmigo y les dije:

“Hace poco tiempo estuve en España. Allí había mucha lucha y muchos tiros. Oigan lo que escribí sobre aquello.  Lo cierto es que pensé leer unas pocas estrofas, agregar unas cuantas palabras, y despedirme. Pero las cosas no sucedieron así. Al leer poema tras poema, al sentir el silencio como de agua profunda en que caían mis palabras, al ver cómo aquellos ojos y cejas oscuras seguían intensamente mi poesía, comprendí  que mi libro estaba llegando a su destino. Seguí leyendo y leyendo, conmovido yo mismo por el sonido de mi poesía, sacudido por la magnética relación entre mis versos y aquellas almas abandonadas. “

“La lectura duró más de una hora. Cuando me disponía a retirarme, uno de aquellos hombres se  levantó. Era de los que llevaban el saco anudado alrededor de la cintura. —Quiero agradecerle en nombre de todos ——dijo en alta VOZ———. Quiero decirle, además, que nunca nada nos ha impresionado tanto.  Al terminar estas palabras estalló en un sollozo. Otros varios también lloraron. Salí a la calle entre miradas húmedas y rudos apretones de mano”. Al final Neruda pregunta: “¿Puede un poeta ser el mismo después de haber pasado por estas pruebas de frío y fuego?” 

Y a todos quizás nos sirva el ejemplo para responder si algún niño inocente nos pregunta: Papá

¿DE QUE SIRVE LA POESÍA?

Si un niño a su padre un día
le preguntase inocente:
¿para que sirve a la gente
eso que llaman poesía?
ese padre bien podría
al buen niño responder
y contarle del poder
de un poema y sus verdades
que denuncia iniquidades
y hace al alma estremecer.

El gran Maestro Neruda
todo el mundo recorrió
y con poesía quitó
al pobre, temor y duda
Verso que el ánimo muda
sin la música es canción
un mensaje al corazón
y a cada quien enfrentar
para a  su vida al fin dar
un propósito o misión.

Está el mundo consagrado
a formar especialistas
ya no forman humanistas
no valen en el mercado
Y en la escuela por su lado
ya no se aprende a pensar
se aprende plata a ganar
usando tecnología
pues los PCs de hoy en día
son el órgano de hablar.

Rafael E. Martínez Céspedes
2 de junio de 2013


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