viernes, 11 de abril de 2008

QUE NO SE APAGUE ESA LLAMA


El simbolismo del fuego siempre ha sido objeto de fascinación para los seres humanos que lo han considerado sagrado y lo conectan estrechamente con el misterio de la vida y de la muerte. Una antorcha con su llama hacia arriba se iguala con vida y poder; hacia abajo dicen significa muerte.

Según los griegos antiguos, cuya imaginación y creatividad debía ser guía permanente para este mundo moderno, el fuego fue entregado a los hombres por Prometeo que lo había robado a Zeus, quién por su travesura lo condenó a vivir encadenado. Durante los Juegos Olímpicos en la antigüedad, el mejor atleta transportaba la antorcha para encender un fuego que se mantenía encendido como homenaje al ofendido Zeus.

Las Olimpíadas modernas, revividas con el objetivo de mostrar a través de la competición deportiva que el mundo es capaz de unión, ahora acaba de enseñarnos que no lo está tanto. La antorcha que ahora está siendo llevada desde Olimpia hasta Beijing, cruzando por una ruta tortuosa que recorre todo el mundo, ha querido ser apagada violentamente por activistas que protestan por la represión de la China en el Tibet. No estamos de acuerdo con las acciones represivas de los chinos, pero tampoco lo estamos con las acciones violentas de los activistas que no respetan uno de los pocos símbolos de la unión universal. Por favor,

QUE NO SE APAGUE ESA LLAMA

Prometeo, dios tramposo
el fuego a Zeus robó
y a los hombres regaló
ese instrumento glorioso.
Ese hecho venturoso
por Zeus fue castigado
y el titán fue condenado
por su gran temeridad
de salvar la humanidad
a vivir encadenado.

Ni el más sagaz adivina
por que se quiere apagar
el emblema espiritual
de la antorcha que va a China.
Los juegos que ella ilumina
cumplen la vital función
de guardar la tradición
que este mundo fragmentado
seguirá civilizado
sólo si conserva unión.

Con su genial fechoría
trajo el titán vagabundo
el progreso de este mundo
pues fuego es tecnología.
No soñó jamás que un día
su original creación
con tanta interconexión
y tanto conocimiento
no lograse entendimiento
y más comunicación.

Rafael Martínez Céspedes
11 de abril de 2008.

1 comentario:

Anónimo dijo...

No, por favor, que no se apague