Me comentaba un amigo en estos días, en referencia al
episodio que mantuvo al mundo en vilo, el caso de los doces mozalbetes
tailandeses y su entrenador, que habían quedado atrapados en una tortuosa cueva
en las montañas, que ese caso le recordaba a lo acontecido en Chile en el 2010,
donde 33 mineros quedaron igualmente atrapados e igual que los niños, salvados.
Le recordé la solidaridad que mostró el mundo con
Chile y sus mineros y que a tal efecto había escrito una nota que puede verse
en:
Igual solidaridad que con los mineros chilenos, mostró
el planeta con los pequeños de Tailandia, donde hasta los ateos se pusieron en
oración apostando por la vida de esos inocentes.
De modo sarcástico, me comentó mi amigo – viendo el caótico estado en que se encuentra el globo entero- que no estaría mal que la Tierra se tragara gente de forma más frecuente, para ver si dejamos esa adicción letal a la guerra, a esa búsqueda insaciable tras los intereses materiales y en su lugar nos hacemos un poco más sensibles a la falta de equidad y justicia que gobierna nuestro mundo, causa y efecto de los dos primeros.
De modo sarcástico, me comentó mi amigo – viendo el caótico estado en que se encuentra el globo entero- que no estaría mal que la Tierra se tragara gente de forma más frecuente, para ver si dejamos esa adicción letal a la guerra, a esa búsqueda insaciable tras los intereses materiales y en su lugar nos hacemos un poco más sensibles a la falta de equidad y justicia que gobierna nuestro mundo, causa y efecto de los dos primeros.
Claro que son sueños y quimeras de un aspirante a
poeta. Mientras tanto, regocijémonos por esas 13 vidas salvadas, porque al fin
de cuentas
TRIUNFÓ LA VIDA EN TAILANDIA
Debe la Tierra tragar
a un mozalbete o minero
para que ya el mundo entero
se detenga para orar
De nuevo vuelvo a pensar
que en prisiones se tortura
que la guerra aún perdura
con su muerte y destrucción
y arribo a la conclusión
que el mundo no tiene cura.
Pero en Tailandia la vida
triunfó junto a la esperanza
y la Muerte con su lanza
esta vez cayó vencida.
Si esta Humanidad perdida
pudiera reflexionar
que no es preciso esperar
que la Tierra a alguien se coma
para en el llano y la loma
juntos la Paz alcanzar.
Pero son quimeras, sueños
de un aprendiz de poeta
pues sabemos que el planeta
tiene muy contados dueños
Y hoy ya salvos los pequeños
gozarán de buen cuidado
y los ricos por su lado
pelearán por intereses
seguros que en pocos meses
otra guerra habrá estallado.
Rafael Martínez Céspedes
11 de julio de 2018
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