A propósito de la entrada que subiera recientemente
con motivo de la prisión de Lula Da Silva en Brasil, muchos amigos me han
preguntado por quien pensaba que estaban doblando esta vez las campanas.
Realmente, pienso en primer lugar que están doblando
de nuevo por nuestra América Infeliz, cuyos gobernantes llegan casi siempre cual
inocentes corderos cuando asumen el Poder y salen en su gran mayoría con las
manos y el alma manchada por la corrupción que desplazó al servicio prometido. Se enamoran del Poder, descubren la buena vida y se las ingenian a cualquier costo de continuar ejerciéndolo.
Es la misma historia, repetida ya tantas veces que candidatos de izquierda y de derecha sufren una profunda metamorfosis y que es casi una plantilla que puede replicarse con muy pocas variaciones, en el tiempo y el espacio a cualquiera de nuestros países.
Pero de hecho están en el proceso de formar la próxima legión de dictadores: El continuismo de Horacio Vásquez dio lugar a Trujillo; la corrupción de los políticos cubanos y venezolanos crearon el espacio de Fidel Castro y de Hugo Chavez. La lista se extiende desde Colón a nuestros días.
En segundo lugar, siguen doblando por la alternabilidad democrática, porque ya es tradición en América Latina y parte de la sabiduría convencional que la primera medida que toman siempre los presidentes entrantes, es perseguir política y judicialmente a quienes sustituyen. Por eso, pienso que ya muchos estarán viéndose en el espejo de Lula y están preparando los aprestos - constitucionales o no - para seguir cortando el bacalao.
No los culpo: parafraseando al famoso orador que expresó "Oh América Infeliz, que no sabes apreciar tus grandes vivos, hasta que son grandes muertos", estoy seguro que ya muchos mandatarios en el Poder estarán pensando que prefieren "ser grandes vivos, en vez de ser grandes presos".
Sí. Por eso las campanas siguen doblando por nuestros pueblos pauperizados que aún siguen creyendo en las promesas de sus políticos y en la institucionalidad de sus sistemas.
Muchos- sordos a las voces de los descontentos - lo justifican diciendo que vivimos en un mundo relativo y me citan las coplas de Campoamor que “en este mundo traidor, nada es verdad ni mentira, pues depende del color, del cristal con que se mira”. Y yo, con todo respeto, sólo puedo argumentar que
Es la misma historia, repetida ya tantas veces que candidatos de izquierda y de derecha sufren una profunda metamorfosis y que es casi una plantilla que puede replicarse con muy pocas variaciones, en el tiempo y el espacio a cualquiera de nuestros países.
Pero de hecho están en el proceso de formar la próxima legión de dictadores: El continuismo de Horacio Vásquez dio lugar a Trujillo; la corrupción de los políticos cubanos y venezolanos crearon el espacio de Fidel Castro y de Hugo Chavez. La lista se extiende desde Colón a nuestros días.
En segundo lugar, siguen doblando por la alternabilidad democrática, porque ya es tradición en América Latina y parte de la sabiduría convencional que la primera medida que toman siempre los presidentes entrantes, es perseguir política y judicialmente a quienes sustituyen. Por eso, pienso que ya muchos estarán viéndose en el espejo de Lula y están preparando los aprestos - constitucionales o no - para seguir cortando el bacalao.
No los culpo: parafraseando al famoso orador que expresó "Oh América Infeliz, que no sabes apreciar tus grandes vivos, hasta que son grandes muertos", estoy seguro que ya muchos mandatarios en el Poder estarán pensando que prefieren "ser grandes vivos, en vez de ser grandes presos".
Sí. Por eso las campanas siguen doblando por nuestros pueblos pauperizados que aún siguen creyendo en las promesas de sus políticos y en la institucionalidad de sus sistemas.
Muchos- sordos a las voces de los descontentos - lo justifican diciendo que vivimos en un mundo relativo y me citan las coplas de Campoamor que “en este mundo traidor, nada es verdad ni mentira, pues depende del color, del cristal con que se mira”. Y yo, con todo respeto, sólo puedo argumentar que
DIFIERO DE CAMPOAMOR
Un cristal de Campoamor
tenerlo me gustaría
para no ver cada día
tanta miseria y dolor.
Mucha violencia y terror
uno ve por todos lados
tantos niños maltratados
los hambrientos son legión
y hay una gran producción
de campos de refugiados.
Por supuesto mucha gente
sobre todo en el Poder
la situación suele ver
de un modo muy diferente
Por ejemplo un Presidente
ve muy distinta la cosa
en cama con niña hermosa
sin problema al fin de mes
libando un vino francés
todo ve color de rosa.
Es que hasta un simple mortal
a quien se le da Poder
sufre casi sin querer
metamorfosis total
Con su mágico cristal
todo tiene otro color
el mundo no es tan traidor
depende de quien lo mira
los pobres son de mentira
y es bueno ser Senador.
No viven humildemente
del pueblo no hay servidores
y de paso dictadores
crean de forma imprudente
Y en el triste continente
la injusticia va aumentando
la injusticia va aumentando
y están despacio incubando
gran revuelta popular
campanas pues, al sonar
por todos están doblando.
Rafael Martínez Céspedes
18 de abril de 2018
No hay comentarios:
Publicar un comentario