lunes, 17 de febrero de 2014

EL GRAN SUEÑO AMERICANO

Me contó en cierta ocasión un amigo de Italia- el país que inventó la Dolce Vita-   que el epítome de un hombre feliz era aquel que tuviese una esposa japonesa (recordar las geishas), un cocinero chino (la madre de las gastronomías), una casa inglesa (las famosas mansiones británicas)  y un sueldo americano (¿recuerdan el famoso sueño?). De paso, me contó también que el ejemplo vivo de un hombre infeliz es el de aquel que tuviese una casa japonesa, un cocinero inglés y  un sueldo chino.

Como puede verse, uno de los componentes de la felicidad de ese hombre, de cualquier hombre añado yo,  es la comida, la buena comida queda sobre entendido. Desde tiempos inmemoriales la gastronomía, que en su definición formal “es el arte de preparar una buena comida” o “la afición a comer regaladamente”  pero que en términos más amplios es “la relación del hombre con su alimentación y su medio ambiente o entorno”, ha tenido la preocupación y atención constante de esta loca humanidad en cuanto a su conocimiento y desarrollo.  Ver interesante artículo en la referencia-enlace que se indica a continuación: 

http://es.wikipedia.org/wiki/Gastronomia

Tan interesante como la gastronomía misma, es la relación de esta con el Poder. Por ejemplo, recién acabo de leer un artículo de la Agencia EFE titulado  “Barack Obama, presidente de día y explorador gastronómico de noche” (2),  en el que se narra la afición del primer presidente negro de los Estados Unidos a la buena mesa y lo describe a él y a su esposa Michelle, “como una pareja elitista que frecuenta los mejores restaurantes de Washington y Chicago, incluyendo los del famoso Chef español Luis Andrés y una lista de restaurantes que darían envidia al mejor de los sibaritas, término a propósito que viene  – de Sybaris, ciudad del Golfo de Tarento célebre en la antigüedad por su riqueza y el refinamiento de sus habitantes ( http://en.wikipedia.org/wiki/Sybaris#Geography) (3).

Llama a la reflexión que el joven Obama que vivió en su adolescencia en la subdesarrollada Indonesia, no hubiese soñado nunca que algún día iba a disfrutar del estilo de vida que sólo pueden dar el Poder y la riqueza. Por supuesto que no está solo, aquí sin ir más lejos,  podemos ver sin problemas a antiguos pobres que al iniciar su disfrute cubierto con el Erario,  de las mieles del Poder, se inician en una práctica de la buena vida.  Naturalmente que, como la experiencia no se improvisa, en un principio cometen algunos “gaffes” como pedir una langosta a la “baby doll” o decir que uno de estos días sorprenderá a sus amigos pues en su casa está criando unos “caviarcitos” los cuales  ya están emplumando.

Mientras tanto, a todos los que disfrutan – igual que yo la buena comida – les deseo un Bon Appetit sincero. A los que lo hacen utilizando el dinero de los pobres como un salario chino nunca tendrán, ni  puedo ofrecerles ni una casa japonesa, ni un cocinero inglés le pido a Dios que les mande

UNA ESPOSA AMERICANA

Según un dicho italiano
se labora y se fatiga
para llenar la barriga
o el sexo tener cercano
pero casi todo humano
quiere el refrán mejorar
pues buscando demostrar
que en la vida ha progresado
muestra el  gusto refinado
que adquirió su paladar.

Beber bien e igual comer
es un arte milenario
que practica un funcionario
a su llegada al Poder
Por eso no es raro ver
a un flamante diputado
que una vez en su pasado
podía comer una vez
abrir un vino francés
al tragarse un gran bocado

Gastronomía y poder
siempre han ido de la mano
y no hay que ser italiano
para esta verdad saber
y sin querer pretender
sobre este tema opinar
digo se debe enseñar
al  candidato aspirante:
no es de tierra el bogavante
ni plumas tiene el caviar

Rafael Martínez Céspedes
17 de febrero de 2014

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