viernes, 15 de junio de 2012

RETOS PRESENTES Y FUTUROS DE LA REPÚBLICA DOMINICANA


La palabra “reto” en su sentido más amplio es según el Diccionario “objetivo o empeño difícil de llevar a cabo, y que constituye por ello un estímulo y un desafío para quien lo afronta”.  Oportunidad por su parte, aunque su definición formal es “sazón, coyuntura, conveniencia de tiempo y de lugar” dentro del tema que nos ocupa, podría ser “la plataforma óptima desde donde se pueden afrontar de forma eficiente los retos.”

Como todos sabemos que el presente y el futuro son consecuencia directa de nuestros actos del pasado, para examinar los retos presentes y futuros de la República Dominicana, parece  lógico examinar primero cuáles han sido nuestras oportunidades como sociedad y que retos no hemos podido afrontar con éxito en el pasado, para  inferir de nuestra conducta social cuál será nuestro comportamiento futuro.

Según muchos analistas Rafael Trujillo, con su larga dictadura de 31 años, fue el creador del Estado Dominicano moderno. Es bien cierto que Trujillo creó e hizo respetar importantes instituciones nacionales – sus Fuerzas Armadas,  el Banco Central, los Ministerios – entre otros. Dicen sin embargo, que el gran pecado histórico de Trujillo fue que, con un Poder sobre una nación como pocos seres humanos han tenido, no realizó las transformaciones sociales para catapultar al progreso y bienestar colectivo a un país casado permanentemente con la miseria.

Al contrario, como casi todos los gobernantes de nuestra América Latina, fue su trágica búsqueda del Poder Personal y la superficialidad, lo que constituyó el sello de su gobierno. Una muestra de este estilo, lo fue la celebración de sus 25 años de gobierno, con la caricatura carnavalesca denominada Feria de la Paz, una inversión no reproductiva que alcanzó al 50% del presupuesto de ese año e  incluyó el “reinado“  de Angelita I, su hija menor,  quién acompañada de su ruborizado Gran Chambelán, Joaquín Balaguer, marchó sobre una alfombra roja de 3 km hacia una fiesta continua con bailarinas del Lido de Paris, la orquesta de Xavier Cougat, en un Teatro Agua Luz construido al efecto y cuya fuente en vez de agua pudo haber arrojado champán. El despilfarro de la Feria fue un monumento a la superficialidad y a la insensibilidad extrema de Trujillo y sus allegados y una bofetada al hambre, la enfermedad y la ignorancia de sus masas pobres.

Posteriormente, el Gran Chambelán de la Feria, Joaquín Balaguer, asumió y ejerció el poder heredado de Trujillo de forma casi despótica durante 22 años. Aquí Balaguer respetó algunas libertades básicas, pero para ganar Poder Personal destruyó de forma sistemática las instituciones creadas por Trujillo e igual que su antecesor. con tanto poder en sus manos, en vez de realizar las transformaciones sociales vía una vocación auténtica de servicio a su pueblo, la descuidó por su trágica e insatisfecha búsqueda del Poder Personal.

Los gobiernos “democráticos”  que sucedieron a Balaguer – 12 años del PRD  y otros tantos del PLD trajeron más de lo mismo: El primero con sus conflictos internos y otra vez la adquisición de bienes materiales  a través de los recursos del Estado– más Poder Personal – oscurecieron el aporte hecho por  dicho partido para desmontar los vestigios del trujillismo dejados vivos por el Gobierno de Balaguer. El segundo partido el PLD, un experimento exitoso de sombras y luces, también marcó su paso por la Presidencia dejando que se enraizara y floreciera el clientelismo, los afanes continuistas, la corrupción administrativa, la impunidad  y la imprudencia de no abonar a la gran deuda social acumulada a través de tantos años, e invirtiendo en obras cuyo fin último fue la gloria y Poder Personal de quienes manejaron la cosa pública.

De modo que el primer reto presente y futuro de la República Dominicana es encontrar o formar una casta de gobernantes que no se deje seducir por “el discreto encanto de la burguesía” y decida casarse con la gloria, como lo hizo Lula da Silva en el Brasil, practicando “el arte de hacer lo obvio”, esto es “lo que todo el mundo sabe que tiene que hacerse, pero que por una razón extraña nadie hace”, cesando  en su búsqueda y disfrute del poder personal y la gloria, a cambio de una auténtica misión de servicio.  Brasil que fue  permanentemente “el país del futuro” no sólo fue transformado por ese líder obrero, si no que quien lo sucedió ha continuado ejecutando su programa de gobierno y manteniendo ese país como ejemplo de las transformaciones que pueden llevarse a cabo, cuando sus gobernantes consideran su tarea primera dedicarse al servicio de su pueblo.

Afrontado y resuelto satisfactoriamente este primer reto, el segundo y más importante es ordenar los múltiples y preocupantes temas nacionales los cuales hoy, por el largo descuido de nuestros dirigentes, luchan por la supremacía y prioridad: la seguridad ciudadana, el cambio de la cultura nacional en lo referente a la corrupción y al respeto de las leyes, el narco tráfico y su penetración en los altos niveles de seguridad del Estado, la infraestructura turística, la descuidada agropecuaria nacional y la seguridad alimentaria, la sobrepoblación y el tema haitiano, la educación de calidad, la salud, la deuda pública, el deficit eléctrico,  la regulación de las elecciones y los partidos, una larga e interminable lista que, por la limitación de los recursos, debe convertirse en un Plan Nacional que cuente con el consenso y aceptación de la mayoría y que, como Hoja de Ruta, sea utilizada y respetada por los gobiernos venideros.

En cuanto al futuro, siendo la República Dominicana una parte  aunque pequeña de este mundo globalizado y disfuncional en que vivimos, donde las reglas y condiciones del juego  cambian  día a día, su reto más importante es vigilar cotidianamente las tormentas socio económicas del planeta y ajustar consecuentemente sus políticas y decisiones a estas ráfagas cambiantes, sabiendo que la aldea global no es más que un complicado tablero de ajedrez cuyas piezas cambian constantemente de forma y función  y donde el país rico de hoy pasa en el mañana, a ser país quebrado que debe rescatarse con la ayuda comunitaria, merced a fortuitas circunstancias y al poder todopoderoso de los mercados y de las nuevas tecnologías.

Rafael Martínez Céspedes
15 de junio de 2012.

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