La palabra “reto”
en su sentido más amplio es según el Diccionario “objetivo o empeño difícil de
llevar a cabo, y que constituye por ello un estímulo y un desafío para quien lo
afronta”. Oportunidad por su parte,
aunque su definición formal es “sazón, coyuntura, conveniencia de tiempo y de
lugar” dentro del tema que nos ocupa, podría ser “la plataforma óptima desde
donde se pueden afrontar de forma eficiente los retos.”
Como todos sabemos que
el presente y el futuro son consecuencia directa de nuestros actos del pasado,
para examinar los retos presentes y futuros de la República Dominicana, parece lógico examinar primero cuáles han sido
nuestras oportunidades como sociedad y que retos no hemos podido afrontar con
éxito en el pasado, para inferir de
nuestra conducta social cuál será nuestro comportamiento futuro.
Según muchos analistas
Rafael Trujillo, con su larga dictadura de 31 años, fue el creador del Estado
Dominicano moderno. Es bien cierto que Trujillo creó e hizo respetar
importantes instituciones nacionales – sus Fuerzas Armadas, el Banco Central, los Ministerios – entre
otros. Dicen sin embargo, que el gran pecado histórico de Trujillo fue que, con
un Poder sobre una nación como pocos seres humanos han tenido, no realizó las
transformaciones sociales para catapultar al progreso y bienestar colectivo a
un país casado permanentemente con la miseria.
Al contrario, como
casi todos los gobernantes de nuestra América Latina, fue su trágica búsqueda
del Poder Personal y la superficialidad, lo que constituyó el sello de su
gobierno. Una muestra de este estilo, lo fue la celebración de sus 25 años de
gobierno, con la caricatura carnavalesca denominada Feria de la Paz, una inversión
no reproductiva que alcanzó al 50% del presupuesto de ese año e incluyó el “reinado“ de Angelita I, su hija menor, quién acompañada de su ruborizado Gran
Chambelán, Joaquín Balaguer, marchó sobre una alfombra roja de 3 km hacia una
fiesta continua con bailarinas del Lido de Paris, la orquesta de Xavier Cougat,
en un Teatro Agua Luz construido al efecto y cuya fuente en vez de agua pudo
haber arrojado champán. El despilfarro de la Feria fue un monumento a la
superficialidad y a la insensibilidad extrema de Trujillo y sus allegados y una
bofetada al hambre, la enfermedad y la ignorancia de sus masas pobres.
Posteriormente, el
Gran Chambelán de la Feria, Joaquín Balaguer, asumió y ejerció el poder
heredado de Trujillo de forma casi despótica durante 22 años. Aquí Balaguer
respetó algunas libertades básicas, pero para ganar Poder Personal destruyó de
forma sistemática las instituciones creadas por Trujillo e igual que su
antecesor. con tanto poder en sus manos, en vez de realizar las
transformaciones sociales vía una vocación auténtica de servicio a su pueblo,
la descuidó por su trágica e insatisfecha búsqueda del Poder Personal.
Los gobiernos
“democráticos” que sucedieron a Balaguer
– 12 años del PRD y otros tantos del PLD
trajeron más de lo mismo: El primero con sus conflictos internos y otra vez la
adquisición de bienes materiales a
través de los recursos del Estado– más Poder Personal – oscurecieron el aporte hecho
por dicho partido para desmontar los
vestigios del trujillismo dejados vivos por el Gobierno de Balaguer. El segundo
partido el PLD, un experimento exitoso de sombras y luces, también marcó su
paso por la Presidencia dejando que se enraizara y floreciera el clientelismo,
los afanes continuistas, la corrupción administrativa, la impunidad y la imprudencia de no abonar a la gran deuda
social acumulada a través de tantos años, e invirtiendo en obras cuyo fin
último fue la gloria y Poder Personal de quienes manejaron la cosa pública.
De modo que el
primer reto presente y futuro de la República Dominicana es encontrar o formar una
casta de gobernantes que no se deje seducir por “el discreto encanto de la
burguesía” y decida casarse con la gloria, como lo hizo Lula da Silva en el
Brasil, practicando “el arte de hacer lo obvio”, esto es “lo que todo el mundo
sabe que tiene que hacerse, pero que por una razón extraña nadie hace”, cesando
en su búsqueda y disfrute del poder
personal y la gloria, a cambio de una auténtica misión de servicio. Brasil que fue permanentemente “el país del futuro” no sólo
fue transformado por ese líder obrero, si no que quien lo sucedió ha continuado
ejecutando su programa de gobierno y manteniendo ese país como ejemplo de las
transformaciones que pueden llevarse a cabo, cuando sus gobernantes consideran
su tarea primera dedicarse al servicio de su pueblo.
Afrontado y
resuelto satisfactoriamente este primer reto, el segundo y más importante es
ordenar los múltiples y preocupantes temas nacionales los cuales hoy, por el
largo descuido de nuestros dirigentes, luchan por la supremacía y prioridad: la
seguridad ciudadana, el cambio de la cultura nacional en lo referente a la
corrupción y al respeto de las leyes, el narco tráfico y su penetración en los
altos niveles de seguridad del Estado, la infraestructura turística, la descuidada agropecuaria nacional y la
seguridad alimentaria, la sobrepoblación y el tema haitiano, la educación de calidad, la
salud, la deuda pública, el deficit eléctrico, la regulación de las elecciones y los partidos, una
larga e interminable lista que, por la limitación de los recursos, debe
convertirse en un Plan Nacional que cuente con el consenso y aceptación de la
mayoría y que, como Hoja de Ruta, sea utilizada y respetada por los
gobiernos venideros.
En cuanto al futuro,
siendo la República Dominicana una parte
aunque pequeña de este mundo globalizado y disfuncional en que vivimos, donde
las reglas y condiciones del juego cambian día a día, su reto más importante es vigilar cotidianamente
las tormentas socio económicas del planeta y ajustar consecuentemente sus políticas
y decisiones a estas ráfagas cambiantes, sabiendo que la aldea global no es más
que un complicado tablero de ajedrez cuyas piezas cambian constantemente de
forma y función y donde el país rico de
hoy pasa en el mañana, a ser país quebrado que debe rescatarse con la ayuda
comunitaria, merced a fortuitas circunstancias y al poder todopoderoso de los
mercados y de las nuevas tecnologías.
Rafael Martínez
Céspedes
15 de junio de
2012.