Alguien me señaló alguna vez, que las Navidades en nuestro país son una
especie de carnaval, y como carnaval los dominicanos obedecen al pie de la
letra el proverbio latino “Sempel in anno licet insanire, que en cristiano es
“una vez cada año, se nos permite enloquecer.” (Para un bien documentado
comentario sobre el Carnaval y sus
orígenes favor conectarse con:
http://palaciodelamosquera.org/wp-content/uploads/2011/03/El-carnaval-como-milenaria-fiestaCompletofotos.pdf)
http://palaciodelamosquera.org/wp-content/uploads/2011/03/El-carnaval-como-milenaria-fiestaCompletofotos.pdf)
Si a una Navidad común y silvestre se añade el hecho de que las
elecciones presidenciales ocurran al año siguiente, la actividad demencial del
país y sus gobernantes parece duplicarse. Sólo esto explica que en barrios
paupérrimos de todo el país, el Presidente de la República dirija campañas
donde se lanzan desde furgones, cajas conteniendo los ingredientes para una
cena de Navidad. El resultado son verdaderos motines donde terminan
atropelladas, física y moralmente, decenas de personas que pelean para llevarse
una de las escasas cajitas. Triste espectáculo que nos recuerda la película de
ciencia ficción Soylent Green (en español: “Cuando el Destino Nos Alcance"
Si las autoridades actúan de forma irracional, no menos hacen los
partidos de oposición que aspiran a desbancar al gobierno. Mientras los politólogos
y sociólogos nos advierten sobre el daño que nuestros gobernantes han causado a
esta sociedad con sus actitudes clientelistas que fomentan la reelección y el caudillismo,
el mayor partido de la oposición basa su campaña en el exitoso slogan “Llegó
Papá” en franca contradicción con el consejo de los conocedores del origen de los
males de esta sociedad, clientelar y paternalista.
Mencionar el trujillismo es anatema en dominicano, sin embargo los
líderes de casi todos los partidos fomentan el culto de imitación al Jefe – vía
el ritual obligado de hacer que los funcionarios desfilen frente al Presidente
el día de su cumpleaños o el día de Año Nuevo, funcionarios que, cuál
escuelita, acuden sumisos para que el Capitán (o sea el que firma los cheques y
los decretos) “los vea”.
Y mientras todo esto sucede, la diversión en las otras salas de
espectáculos que constituyen el país, no parecen cesar: dos aviones
“desaparecen” misteriosamente de bien protegidos hangares y un astuto farsante
de sólo 19 años se hace pasar por médico en uno de los principales hospitales
públicos del país, llegando según dicen sus acusadores a realizar
procedimientos quirúrgicos sin ser detectado por un buen tiempo por las
autoridades del hospital. De forma que advierto a quienes nos visitan por
primera vez y se sorprendan de nuestras curiosas costumbres, que se trata de
una locura que inventaron los romanos, quienes siguen diciendo que una vez en
cada año
LÍCITO ES ENLOQUECER
Es sólo justo admitir
ahora que se ha ido el año
que en un país muy extraño
nos ha tocado vivir
Un ejemplo es repartir
como lo hace el Presidente
a una gran masa indigente
funditas de Navidad
que insultan la dignidad
y la estima de la gente.
.
Se condena el clientelismo
pero gana el que más da
y gritan: Llegó Papá
reviviendo el caudillismo
Hablan mal del trujillismo
al que quieren imitar
obligando a desfilar
casi a todo funcionario
frente al Jefe legendario
que los cheques va a firmar
.
En lo que un gran traficante
roba impune dos aviones
cirugías y operaciones
hace un médico farsante.
Es un cuadro alucinante
que raya en lo irracional
colorido carnaval
de tropical frenesí
que aunque no firme Dalí
es lo mismo de irreal.
.
Rafael Martínez Céspedes
6 de enero de 2012
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