En la edición de hoy del Listín Diario, leo un interesante artículo escrito por el talentoso publicista Freddy Ortiz, que titula: ¿Vives para morir bien? donde relata la pérdida de un compañero de jugar golf quién, después de haber alcanzado la independencia financiera para disfrutar de su bien ganada tranquilidad, sucumbió a la fatal atracción de seguir haciendo más dinero, abandonando la vida tranquila y segura que había conseguido y sufriendo por ello, al parecer, de enormes problemas de salud por el stress que causa siempre el oficio de hacer plata.
Es al parecer una extraña característica de la mente humana, esa acumulación obsesiva que – disfrazada de la búsqueda insaciable de seguridad - nos empuja a tratar de ser siempre el “muerto más rico del cementerio” como le había augurado al amigo de Ortiz en cuestión, su humilde y sabio empleado haitiano. Quizás sea nuestra búsqueda explicada por nuestro afán de poder y prestancia, porque como dijo el filósofo siempre hay más gente detrás de un rico que detrás de un sabio.
De lo que no hay dudas, amigo Freddy, es la sabiduría de Quevedo quién hace varios siglos proclamó que
“PODEROSO CABALLERO SIGUE SIENDO DON DINERO”
Casi en tono lastimero
se quejaba un publicista
la gente corta de vista
cambia salud por dinero.
Poderoso caballero
como Quevedo diría
goza de gran simpatía
pues prestigia y da poder
todos lo quieren tener
ya que da supremacía.
Nos enseñaron primero
en clases dominicales
que raíz de grandes males
es el amor al dinero.
Este proverbio certero
conocido de memoria
lo contradice la Historia
que nos confunde y agita
pues quien tiene la platita
recibe honores y gloria.
El popular instrumento
sobre todo si es sonante
y en cantidad importante
es bueno en cualquier momento,
aunque es su busca tormento
cuando es sólo acumular
sin la vida disfrutar
pues causa un final muy serio:
ser rico en el cementerio
o enfermo en un hospital.
Es al parecer una extraña característica de la mente humana, esa acumulación obsesiva que – disfrazada de la búsqueda insaciable de seguridad - nos empuja a tratar de ser siempre el “muerto más rico del cementerio” como le había augurado al amigo de Ortiz en cuestión, su humilde y sabio empleado haitiano. Quizás sea nuestra búsqueda explicada por nuestro afán de poder y prestancia, porque como dijo el filósofo siempre hay más gente detrás de un rico que detrás de un sabio.
De lo que no hay dudas, amigo Freddy, es la sabiduría de Quevedo quién hace varios siglos proclamó que
“PODEROSO CABALLERO SIGUE SIENDO DON DINERO”
Casi en tono lastimero
se quejaba un publicista
la gente corta de vista
cambia salud por dinero.
Poderoso caballero
como Quevedo diría
goza de gran simpatía
pues prestigia y da poder
todos lo quieren tener
ya que da supremacía.
Nos enseñaron primero
en clases dominicales
que raíz de grandes males
es el amor al dinero.
Este proverbio certero
conocido de memoria
lo contradice la Historia
que nos confunde y agita
pues quien tiene la platita
recibe honores y gloria.
El popular instrumento
sobre todo si es sonante
y en cantidad importante
es bueno en cualquier momento,
aunque es su busca tormento
cuando es sólo acumular
sin la vida disfrutar
pues causa un final muy serio:
ser rico en el cementerio
o enfermo en un hospital.
Rafael Martínez Céspedes
21 de marzo de 2008
2 comentarios:
Poderoso y mucho más.
¿De qué me sirve tener
mucha plata en los bolsillos
y crearme en la vida
tanto lío, tanto embrollo,
si al final somos iguales
cuando bajamos al hoyo?
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