La Gran Colombia fue el sueño de Simón Bolívar, el Libertador – quién nació en Venezuela y murió en Colombia – quizás una forma simbólica de enseñarnos que las dos etapas más importantes de la existencia pueden ser compartidas geográficamente y en armonía entre naciones con lazos comunes e indestructibles si existe la buena voluntad.
Nuestro fragmentado continente no ha cumplido el sueño de Bolívar, estamos lejos de Dios y nos olvidamos que seguimos más cerca de nosotros mismos que de los Estados Unidos. Ahora el brete es entre Colombia y Venezuela. La una azotada por una violencia endémica que ha sido su sino desde su fundación y un conflicto interno que la desangra y la otra, rica en recursos e históricamente mal administrada por dirigentes que- cambiando su petróleo por champaña francesa- fueron los autores intelectuales del ambiente que se respira hoy en su país. Ahora, por querer meter la cuchara donde no debían, las dos naciones bolivarianas han terminado acantonando miles de soldados y equipo bélico en sus fronteras. Un polvorín a la espera de que un tercero encienda la mecha. ¡Cuidado! porque ya
SUENA UN BÉLICO TAMBOR
Suena un bélico tambor
en tierras bolivarianas
pues dos naciones hermanas
buscan sangre y gran dolor.
Soñaba el Libertador
y lo dijo hasta su muerte
que de América la suerte
y su única esperanza
era formar una alianza
fraterna, sólida y fuerte.
Fue la casa edificada
sobre un injusto cimiento
y desde su nacimiento
vino la unión fragmentada.
En la utopía anhelada
ahora hay drogas, rebeldía
hay choques de ideología
hay guerrillas y hay secuestros
que en el continente nuestro
son el pan de cada día.
Los países del futuro
nos llaman eternamente
aunque sea un continente
de estómagos inseguros.
Progresar se haría más duro
sin esa paz importante
vigilando a cada instante
que las guerras son dinero
y quien gana es un tercero
siempre entre dos litigantes.
Rafael Martínez Céspedes
4 de marzo de 2008
Nuestro fragmentado continente no ha cumplido el sueño de Bolívar, estamos lejos de Dios y nos olvidamos que seguimos más cerca de nosotros mismos que de los Estados Unidos. Ahora el brete es entre Colombia y Venezuela. La una azotada por una violencia endémica que ha sido su sino desde su fundación y un conflicto interno que la desangra y la otra, rica en recursos e históricamente mal administrada por dirigentes que- cambiando su petróleo por champaña francesa- fueron los autores intelectuales del ambiente que se respira hoy en su país. Ahora, por querer meter la cuchara donde no debían, las dos naciones bolivarianas han terminado acantonando miles de soldados y equipo bélico en sus fronteras. Un polvorín a la espera de que un tercero encienda la mecha. ¡Cuidado! porque ya
SUENA UN BÉLICO TAMBOR
Suena un bélico tambor
en tierras bolivarianas
pues dos naciones hermanas
buscan sangre y gran dolor.
Soñaba el Libertador
y lo dijo hasta su muerte
que de América la suerte
y su única esperanza
era formar una alianza
fraterna, sólida y fuerte.
Fue la casa edificada
sobre un injusto cimiento
y desde su nacimiento
vino la unión fragmentada.
En la utopía anhelada
ahora hay drogas, rebeldía
hay choques de ideología
hay guerrillas y hay secuestros
que en el continente nuestro
son el pan de cada día.
Los países del futuro
nos llaman eternamente
aunque sea un continente
de estómagos inseguros.
Progresar se haría más duro
sin esa paz importante
vigilando a cada instante
que las guerras son dinero
y quien gana es un tercero
siempre entre dos litigantes.
Rafael Martínez Céspedes
4 de marzo de 2008
1 comentario:
¿Es Colombia contra Venezuela o es Chavez contra Uribe? En que pararà la cosa caballero.
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