En la parte de la Estadística Matemática donde se
estudian los métodos utilizados para la proyección futura de datos en base a
las tendencias históricas de los mismos, se hace énfasis en la diferencia
existente entre predicción y pronóstico. La definición formal de
predicción es “anunciar por revelación, conocimiento fundado, intuición o
conjetura algo que ha de suceder”, mientras que la de pronóstico es “predecir
algo futuro a partir de indicios”.
Aclaradas estas diferencias, anoto que apenas unos
días del arranque de la campaña del señor Donald Trump como precandidato a la
presidencia de los EUA, iniciada con un virulento ataque en contra de los
inmigrantes mexicanos en suelo americano, en una entrada titulada “Los
Mercaderes del Odio” en julio del 2015 pronostiqué su futuro éxito y
su popularidad. Anoto además que junto a
la amenazante foto de Trump – porque viene muy bien al caso- inserté la foto de
Heinrich Himmler y su frase: “La mejor arma política es el terror” *.
¿Cuáles son entonces los indicios que permiten
pronosticar
el éxito del billonario norteamericano? Simplemente el formidable poder
transformador que han tenido siempre el odio y la violencia entre los seres
humanos.
En términos históricos está aún fresco el recuerdo del
prodigioso ascenso de Hitler y su camarilla al control casi total del planeta y
al holocausto global que representó la terrible Segunda Guerra Mundial, sólo
basados en su práctica sistemática del terror. Notemos que la retórica de
Donald Trump sigue siendo incendiaria, xenófoba, violenta y sexista, pero aun
así los medios le siguen dando cobertura especial y su popularidad sigue
subiendo en las encuestas. En su superficialidad el señor Trump ha llegado a
sugerir dotar de armas nucleares a países aún sin ellas, para que se defiendan
por su propia cuenta, pero sus cifras siguen subiendo.
Lo peor del fenómeno “Trump” es que no pone únicamente
al mundo en un peligroso trance, sino que su estilo ha contagiado tanto a los
precandidatos de su propio partido, como a sus contendientes del Partido
Demócrata. Ahí está, por ejemplo, la infantil actitud del sobrio y liberal precandidato
Bernie Sanders quien al acusar a su rival Hillary Clinton de su mismo partido “de no estar calificada para
ocupar la Presidencia de los EUA”, le
confesó a la prensa que “lo había hecho porque ella también había dicho lo
mismo de él”.
El señor Trump, en conclusión, ha puesto a los
políticos de la nación más poderosa y mejor armada del planeta, a participar en
un peligroso “juego de manos” y al tema de “no quedarse dado” que practicábamos de niños. Pero, entregar el control
de un armamento que puede destruir en un instante la civilización tal y como la
conocemos sin embargo, como buen "juego de manos, es un juego de villanos". (**)
Nosotros desde aquí, sólo podemos pedir que Dios ilumine en este peligroso parto al gran pueblo estadounidense para enfrentar las cruciales decisiones que debe tomar en
los días venideros.
Rafael Martínez Céspedes
10 de abril de 2016.
Referencias:
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Referencias:
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http://definicienciapopular.blogspot.com/2009/11/juego-de-manos-juego-de-villanos.html