domingo, 29 de diciembre de 2013

¿AGRACIADOS O DESGRACIADOS?


 
Hipocresía, según la definición del Diccionario de la Lengua es “fingimiento de cualidades o sentimientos contrarios a los que verdaderamente se tienen o experimentan”. Hipocresía social, como la define Noam Chomsky, “es la negativa de aplicar a nosotros mismos, los mismos valores que aplicamos a otros y que, según él, es uno de los males centrales de la sociedad moderna que promueve injusticias y desigualdades sociales e incluye la noción de que la hipocresía por sí misma es una parte necesaria o benéfica del comportamiento humano y de la sociedad”. (1)

No son uno ni dos los casos que ilustran esta dicotomía de “respetabilidad externa y lujuria interna” de ilustres ciudadanos que,  cuando el mundo los ve, son modelos de conducta moral y cívica en sus comunidades y  a escondidas,  dan rienda suelta a la parte oscura de su naturaleza, entendiendo por  oscuridad la que define y establece la moral religiosa de la comunidad donde se mueven.

Fue justamente dentro de este contexto que el escritor escocés Robert Louis Stevenson publicó en 1886 en plena época victoriana, su exitosa obra “El Extraño Caso del doctor Jekyll y el señor Hyde” (2) la novela que retrata esa desgarradora dualidad o lucha continua entre el bien  y el mal que llevamos dentro todos los seres humanos. Como se recuerda Stevenson hace que el doctor Jekyll, un hombre bueno y decente,  separe y polarice mediante una poción ambos componentes y logra encarnar la parte maléfica de su personalidad en el señor Hyde, persona con la capacidad de cometer los crímenes más horrendos. (3)

Las anteriores consideraciones hacen creíble la historia que atribuyen a Mark Twain de haber enviado la misma nota a los diez ciudadanos más ilustres de un pequeño pueblo de los Estados Unidos que decía “Huye, todo se ha descubierto” para comprobar al día siguiente que sólo uno de los receptores de la nota permanecía en el pueblo.

Tampoco parece extraño el simpático o patético caso (según el punto de vista de quien lo mire) ocurrido en una pequeña comunidad de Toledo, España llamada Quintanar de la Orden, donde el dueño de un Club de Alterne (Centro de Prostitución le llaman algunos medios españoles) repartió entre diez de sus mejores clientes billetes de la Lotería que han resultado agraciados con premios millonarios. El gran dilema es ahora, según reportan los propios vecinos, muertos de curiosidad, que “nadie ha querido salir del anonimato, pues todos guardan silencio y la gente anda un poco reacia a cobrar el décimo por temor a un conflicto familiar.”  (4)

Según los datos que he obtenido, Quintanar de la Orden tenía al 2012 una población de alrededor de 13,000 habitantes o sea que es un pueblo pequeño, lo que lo convierte según la propia definición proverbial de los españoles “en un infierno grande”. Por tal razón no sé si felicitar o darle el pésame a los ganadores y tampoco sé si llamarles

¿AGRACIADOS? Ó¿DESGRACIADOS?

En España un lupanar
a los clientes habituales
de sus servicios sexuales
ha querido incentivar
y dispuso regalar
billete de Lotería
que con la gran alegría
del minísculo poblado
ha resultado premiado
con el Gordo al otro día.

Pero el grupo sus millones
no ha salido a exigir
pues va el pueblo a descubrir
sus secretas aficiones
e interesantes lecciones
trae el caso extraordinario
que al igual que un funcionario
rico por la corrupción
puede la prostitución
fabricar ya un millonario.

Ese fingir santidad
con lujuria al interior
es un pecado mayor
de esta triste humanidad
que hace ocultar la verdad
a un pobre marido infiel
que sabe es delito cruel
decir que es beneficiario
de un gran premio millonario
por ser cliente de un burdel.

Rafael Martínez-Céspedes
29 de diciembre de 2013.
REFERENCIAS:

viernes, 20 de diciembre de 2013

PIDIENDO PERAS AL OLMO


Buscando una guía que me ayudase a  comprender mejor la naturaleza de ciertos eventos que vienen sacudiendo nuestra sociedad y poder encontrar razones válidas a ciertos comportamientos, al parecer irracionales, de muchos sectores de la misma, me gustaría compartir con ustedes hoy mis reflexiones sobre un pequeño libro que he terminado de leer que recopila dos conferencias dictadas a principios del Siglo XX por el sociólogo alemán Max Weber publicado con introducción de Joaquín Abellán en la Colección Austral de la Editorial Espalsa Calpé de España (1).

Una de las conferencias, pronunciada por el profesor Weber y titulada “La Política Como Profesión” , el científico social germano la inicia con su definición de  la “política” como la lucha por el control del poder del Estado, el cual asimismo define como  la única asociación humana que “dentro de un determinado territorio, puede reclamar para sí el monopolio de la violencia física legítima.” 

Dentro de ese contexto, Weber hace hincapié en la contradicción existente entre una ética cristiana y la ética del “político profesional” quien al operar con el poder y la violencia como sus instrumentos de acción, “firma un pacto con los poderes diabólicos y sabe que de sus acciones pueden derivarse resultados que no quería o que no había previsto, lo cual es al fin de cuentas el punto donde se originan las paradojas morales de esa profesión.”

En la otra conferencia titulada “La Ciencia como Profesión”, dictada en Münich en enero de 1919, Weber  utiliza, en la búsqueda de la verdad dentro del tema de su disertación,  la conocida alegoría del comienzo del libro séptimo de  la República de  Platón del “Mito de la Caverna” (2) la cual reproduzco textualmente:

“Unos hombres encadenados en una caverna, con los rostros dirigidos a la pared del fondo y detrás de ellos hay una luz, que no pueden ver; solo se entretienen con las sombras que la luz proyecta en la pared y tratan de averiguar la relación existente entre ellas. Uno de ellos logra, al fin, romper las cadenas, se gira y mira al sol. Cegado se mueve a tientas y cuenta balbuciente lo que ha visto. Los otros dicen que está loco, pero poco a poco aprende a mirar la luz, y entonces su tarea es bajar hacia los hombres de la caverna y conducirlo a la luz.  Él es el filósofo, concluye Weber  y el SOL es la VERDAD, que no busca apariencias sino el verdadero ser”.

Es obvio pues  que en este mundo, sobre todo en una sociedad tercermundista como la nuestra, los miembros de la élite que controla el Poder - políticos profesionales, los dueños del capital y los medios de comunicación social, la iglesia, entre otros –actuando dentro del marco de la ética definida por Weber, buscarán a todo costo mantener al resto de los ciudadanos tratando de interpretar las sombras que ellos proyectan, pues muy pocos son los que tienen la capacidad de ver y conocer directamente la verdad.

A falta del filósofo que nos conduzca hacia la luz, no nos queda otro remedio que seguir interpretando el significado de  las sombras proyectadas, pues no se puede pedir que los profesionales de la mentira nos digan la verdad, ni nos regalarán transparencia aquellos cuya función es cubrir con sus actos la luz, pues ello equivale a  esa estéril tarea de vivir

PIDIENDO PERAS AL OLMO

Las élites del Poder
en sus cumbres borrascosas
sólo sombras de las cosas
permiten al resto ver
Nadie podrá conocer
nunca toda la Verdad
pues su intensa claridad
podría a todos cegar
y hasta nos podría matar
ver el rostro a la Maldad.

No es señal de inteligencia
peras al olmo pedir
ni a un político exigir 
nos regale transparencia
Nadie es contrario a su esencia
ni es una acción inhumana
que un escorpión a una rana
mate guiado por su ser
ni ha practicado el Poder
nunca una ética cristiana.

Mientras tanto encadenada
seguirá la Humanidad
si un grupito la Verdad
la conserva bien guardada
y en la caverna escarpada
en la triste condición
dibujada por Platón
siglos antes de la Cruz
alguien tapará la Luz
que trae la liberación.

Rafael Martínez-Céspedes
20 de diciembre de 2013


jueves, 5 de diciembre de 2013

NELSON MANDELA: HÉROE DE LA PAZ.

ATENCIÓN: CON MOTIVO DE LA PARTIDA  DEL LEGENDARIO HERÓE DE LA PAZ, NELSON MANDELA, REPRODUCIMOS ESTA ENTRADA PUBLICADA EN EL 2010 CON MOTIVO DE LA CELEBRACIÓN EN ÁFRICA DEL SUR DE LA COPA MUNDIAL DE FÚTBOL. LA MISMA ES PARTE DEL  LIBRO "EL MUNDO CURA O TORTURA"  PUBLICADO EN AMAZON.COM.  5 DE DICIEMBRE DE 2013

Es inevitable asociar automáticamente a Sud África con el apartheid y con Nelson Mandela. ¿Quién no recuerda por ejemplo, los veintisiete años de cautiverio de este famoso líder negro, víctima de las injusticias del apartheid, sistema criminal mediante el cual una minoría blanca, trataba con el apoyo de la ley mejor que perros realengos a la mayoría de habitantes negros de esa república austral situada en el extremo del Cabo que remata el continente africano?
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Se asocia por igual Africa del Sur con sus diamantes legendarios, sus famosas minas replicadas por Hollywood y su fábrica de sueños, piedras preciosas regadas con la sangre inocente de mineros cruelmente explotados, intermediarios inescrupulosos y mercaderes cuya proverbial codicia supera la imaginación del más creativo de los libretistas.
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Aunque todavía existen mucha pobreza y extraordinarias desigualdades sociales en el gran país africano, son muy distintas las cosas hoy en día, a las que vió Mandela al salir de su injusta prisión en 1990 para posteriormente tomar las riendas del gobierno y dar un giro diametral a la situación. 

En ese entonces, Africa del Sur había sido aislada de la comunidad internacional y hasta había sido proscrita la participación de su equipo de fútbol en la Copa Mundial. Hoy, el país ha hecho un progreso notable en todos los órdenes y en estos momentos es el anfitrión orgulloso de la Copa Mundial de Fútbol Profesional 2010 que, con la participación de 32 países incluyendo muchísimas escuadras y jugadores de la raza negra, es un homenaje a la capacidad de convivencia de la especie humana y un gran tributo a este líder inmortal quien, al erigirse en rígida columna moral, derrotó con su ejemplo pacífico la fuerza bruta. 

No debe pues sorprender que en este evento mundial haya por primera vez dos flamantes campeones: uno quien sea el mejor y otro el inmortal líder negro, porque siempre igual sabremos que

MANDELA ES EL CAMPEÓN

Una blanca minoría
Sud Africa gobernó
que por años abusó
de la negra mayoría
mientras en prisión metía
a una columna moral
un valiente colosal
que esa injusticia retaba
mientras a la historia entraba
como el Mandela inmortal.

Como un mal que es centenario
nadie puede resistir
la nación pudo salir
con su líder del calvario
y en contraste extraordinario
el país es hoy famoso
no por el tema oprobioso
del apartheid criminal
sino por ser del Mundial
un anfitrión orgulloso.

Quién la Copa va a ganar
es asunto de opiniones
aunque habrá dos campeones
yo me atrevo a asegurar:
el que pueda derrotar
a todos sin discusión
y el que cambió la nación
que al mundo vergüenza daba
en la que un blanco jugaba
si un negro era el balón.

Rafael Martínez Céspedes
26 de junio de 2010