Acostumbrados como estamos a paros sindicales donde se queman gomas, se intercambian piedras y disparos y otros tipos de acciones violentas de parte de los manifestantes y de similares reacciones de parte de las autoridades, es ciertamente refrescante la noticia sobre la forma novedosa de realizar protestas de parte de los miembros de la Orquesta Sinfónica de Uruguay, quienes se instalaron el viernes en mitad de la principal avenida de la capital uruguaya y empezaron a tocar.
La presentación según los organizadores de la protesta, “busca llamar la atención de la opinión pública para que conozca nuestros reclamos.” “Tenemos los timbales rotos desde hace tres años y ahora pretendían que nos presentáramos con timbales prestados y no lo aceptamos” señaló un dirigente sindical de los músicos uruguayos.
Nuestros médicos vienen desde hace ya largos meses haciendo huelgas y ocupando edificios en procura de mejores salarios, sin que el Gobierno preste atención a sus reclamos. Como soñar no cuesta nada, se me ocurre sugerirles que imiten a los originales músicos uruguayos. No estoy sugiriendo, por supuesto, que en la calle El Conde realicen complicadas cirugías pero, bien podrían ,desde una esquina de un barrio cualquiera improvisar como protesta un consultorio al aire libre y contribuir en algo a la salud de sus congéneres. O quizás, si quienes protestan fuesen los maestros, que uno que otro improvise una aula al aire libre y enseñe el alfabeto a uno de esos niños harapientos que deambulan por toda la ciudad y de paso, en ambos casos, le darían una lección al Gobierno sobre la forma más justa de priorizar y racionalizar el gasto público. Claro que son sueños, porque para anteponer los intereses particulares a los de toda una sociedad, al igual que en el caso de la Orquesta Sinfónica de Uruguay, las partes en conflicto deben saber que
SE NECESITAN TIMBALES
Si un gremio se va a quejar
y expresar su descontento
siempre de un modo violento
se acostumbra a protestar
y hasta llegan a quemar
neumáticos de camiones
y otras violentas acciones
para crear más entuertos
pues del pueblo son los muertos
de estas manifestaciones.
Por eso muy refrescante
resultó aquel hecho cierto
que en Uruguay un concierto
dieran los manifestantes
pues eran los integrantes
de la Orquesta Nacional
que en la vía principal
sonaron sus instrumentos
pues estaban descontentos
con el Gobierno Central.
Si este ejemplo singular
siguen sabios y doctores
se usarían los exteriores
para enseñar o curar
y como siempre hay que dar
antes de uno recibir
viendo un músico pedir
que le arreglen sus timbales
aquí falta tener tales
para atreverse a exigir.
Rafael Martínez Céspedes
26 de octubre de 2008
La presentación según los organizadores de la protesta, “busca llamar la atención de la opinión pública para que conozca nuestros reclamos.” “Tenemos los timbales rotos desde hace tres años y ahora pretendían que nos presentáramos con timbales prestados y no lo aceptamos” señaló un dirigente sindical de los músicos uruguayos.
Nuestros médicos vienen desde hace ya largos meses haciendo huelgas y ocupando edificios en procura de mejores salarios, sin que el Gobierno preste atención a sus reclamos. Como soñar no cuesta nada, se me ocurre sugerirles que imiten a los originales músicos uruguayos. No estoy sugiriendo, por supuesto, que en la calle El Conde realicen complicadas cirugías pero, bien podrían ,desde una esquina de un barrio cualquiera improvisar como protesta un consultorio al aire libre y contribuir en algo a la salud de sus congéneres. O quizás, si quienes protestan fuesen los maestros, que uno que otro improvise una aula al aire libre y enseñe el alfabeto a uno de esos niños harapientos que deambulan por toda la ciudad y de paso, en ambos casos, le darían una lección al Gobierno sobre la forma más justa de priorizar y racionalizar el gasto público. Claro que son sueños, porque para anteponer los intereses particulares a los de toda una sociedad, al igual que en el caso de la Orquesta Sinfónica de Uruguay, las partes en conflicto deben saber que
SE NECESITAN TIMBALES
Si un gremio se va a quejar
y expresar su descontento
siempre de un modo violento
se acostumbra a protestar
y hasta llegan a quemar
neumáticos de camiones
y otras violentas acciones
para crear más entuertos
pues del pueblo son los muertos
de estas manifestaciones.
Por eso muy refrescante
resultó aquel hecho cierto
que en Uruguay un concierto
dieran los manifestantes
pues eran los integrantes
de la Orquesta Nacional
que en la vía principal
sonaron sus instrumentos
pues estaban descontentos
con el Gobierno Central.
Si este ejemplo singular
siguen sabios y doctores
se usarían los exteriores
para enseñar o curar
y como siempre hay que dar
antes de uno recibir
viendo un músico pedir
que le arreglen sus timbales
aquí falta tener tales
para atreverse a exigir.
Rafael Martínez Céspedes
26 de octubre de 2008