Todo empezó al tropezarse mi ignorancia con la palabra
“distopía”, cuyo significado desconocía a
pesar de que, como verán más adelante, el mundo está avanzando velozmente hacia
ella.
Al tratar de buscar su significado, me sentí de
repente como un Robinson Crusoe perdido en una isla solitaria sin un Viernes
que le auxiliara. El problema lo causó, el colapso del servicio de datos e
Internet de la telefónica que me provee el servicio.
De improviso sentí que había perdido a un ser querido.
Perdí a Google que es la vez mi
diccionario, mi traductor personal, mi geógrafo, mi profesor de matemáticas, mi
corrector gramatical y en fin la fuente de mi cultura.
Perdí a Waze ya convertida en mi suegra o mujer que me indican por donde dirigir el carro. Perdí a CNN, a Facebook y a pesar de lo impertinente de algunos usuarios, eché de menos mi club social de Whatsapp.
Descubrí en fin, mi letal dependencia en esa droga alucinógena moderna que es esa tecnología.
Descubrí a pesar de esa relación amor-odio que no sólo dependemos totalmente de ella, sino que sin la misma la civilización que hemos creado, sin dudas colapsaría.
Perdí a Waze ya convertida en mi suegra o mujer que me indican por donde dirigir el carro. Perdí a CNN, a Facebook y a pesar de lo impertinente de algunos usuarios, eché de menos mi club social de Whatsapp.
Descubrí en fin, mi letal dependencia en esa droga alucinógena moderna que es esa tecnología.
Descubrí a pesar de esa relación amor-odio que no sólo dependemos totalmente de ella, sino que sin la misma la civilización que hemos creado, sin dudas colapsaría.
Mi “cerebro” me fue devuelto un par de días después. Averigüé
finalmente que distopía es el antónimo de Utopía la sociedad ficticia perfecta
y feliz imaginada por Tomas Moro y que según Wikipedia (¿quién más?) es “un
lugar o estado imaginado en el que todo es desagradable o malo, típicamente
totalitario o ambientalmente degradado”.
Por supuesto las noticias verdaderas o falsas que nos
envía cada día el Internet (¿de donde más?) nos advierten que no hay que ser un genio para ver
que nuestra "civilización" se acerca apresuradamente hacia la
creación de algo que es
DISTOPÍA, NO UTOPÍA
En mi tiempo una Utopía
era el sitio imaginario
donde dice el diccionario
lo perfecto reinaría
Nunca allí una tiranía
podría voces callar
y hasta sin piedad matar
a quien piense diferente
y es la guerra inexistente
algo extraño de explicar.
Lo contrario distopía
es más fácil discernir
pues la podemos sentir
en el mundo de hoy en día
Hoy quien manda es la ironía
fusilaron la Verdad
hay miseria, inequidad
nos gobierna la mentira
donde quiera que uno mira
ve injusticia y ve maldad
Si un personaje encumbrado
roba o comete traición
se nombra una comisión
para ser “investigado”
Claro, será exonerado
se sabe ya el primer día
ya que él vive en la Utopía
creada por su Poder
y el pueblo sin entender
seguirá en su distopía
Rafael E. Martínez Céspedes
31 de marzo de 2019