sábado, 19 de septiembre de 2015

REFLEXIONES CARIBEÑAS

Hace poco vi un conocido periodista indicar  que el país enfrentaba grandes retos: el problema migratorio, la energía, la deuda externa, la inseguridad ciudadana, el cambio climático, pero noté – me imagino que en un trastorno temporal de prioridades- que no mencionó el factor más importante porque es el que subyace y es  causante de los anteriores – lo que está detrás del problema migratorio, de la inseguridad, de la deuda externa, de la energía- y que es obviamente  la existencia de un sistema de justicia cuyas decisiones dependen del interés de los políticos  de turno.

Permítanme reforzar lo anterior reproduciendo dos  párrafos de un discurso que sobre el tema,  pronunciara el Papa Benedicto XVI en un Discurso al Bundestag Alemán el 22 de septiembre del 2011.

Así les habló el Sumo Pontífice a los congresistas de su país natal: “En cierta ocasión San Agustín escribió: Si de los Gobiernos quitamos la justicia, ¿en qué se convierten sino en bandas de ladrones a gran escala?. “Y estas bandas, ¿qué son sino reinos en pequeño? Son un grupo de hombres que se rigen por un jefe, se comprometen en pacto mutuo y reparten el botín según la ley por ellos aceptada”. (San Agustín: La Ciudad de Dios Libro IV Cap. IV).

Y continuó Benedicto: “Nosotros, los alemanes, sabemos por experiencia que estas palabras no son una mera quimera. Hemos experimentado cómo el poder se separó del derecho, se enfrentó contra él; cómo se pisoteó el derecho, de manera que el Estado se convirtió en el instrumento para la destrucción del derecho; se transformó en una cuadrilla de bandidos muy bien organizada que llevó el mundo hasta el borde del abismo". 

San Agustín vivió hace más de 1,500 años, pero sus palabras y las de Benedicto XVI siguen resonando en el globo y nos llegan hasta el Caribe ¿No nos estarán ambos diciendo que vamos por muy mal camino?¿No nos estarán advirtiendo qué pueden peligrar la paz y las libertades que tanto sacrificios costaron y que hoy aceptamos como un hecho consumado? ¿No nos estarán esos sabios ordenando organizar nuestras prioridades y  colocar  la liberación de nuestra justicia en puesto cimero, so pena de llevar el país hacia el borde de un negro abismo? Al santo Agustín honremos poniendo gran atención a  sus

CARIBEÑAS REFLEXIONES

Sabias, santas reflexiones
Agustín nos ha legado
que sin Justicia un Estado
es gran Banda de Ladrones
Leyes y constituciones
no se deben pisotear
la justa regla aplicar
sin guardar las diferencias
o muy graves consecuencias
deberemos enfrentar.

Saber que un daño certero
se causa a una sociedad
dejando la impunidad
ocupe un puesto cimero.
Si lo justo no es primero
y el Derecho una ficción
del Orden su destrucción
estaremos provocando
y de paso cosechando
delincuencia y corrupción.

Como un hecho consumado
solemos la Paz gozar
pero es Bien que hay que cuidar
pues mucha sangre ha costado.
Primer deber del Estado
es la gente proteger
y la Justicia ha de ser
de esa paz el gran sustento
el poderoso instrumento
para el Orden mantener.

Rafael Martínez Céspedes
20 de septiembre de 2015

miércoles, 2 de septiembre de 2015

VIENE AHÍ EL ARMAGEDÓN



Cuando uno ve a las autoridades de Hungría construir, de prisa a lo largo de una frontera de más de 100 kilómetros, una valla metálica de alambres de púas de varios metros de alto, para impedir el flujo de miles de refugiados desplazados por los conflictos bélicos de Siria y Afganistán,  no puede evitar asociar el hecho en ironía, con las palabras proféticas de Winston Churchill pronunciadas hace ya 70 años refiriéndose “a la Cortina de Hierro” que la Unión Soviética estaba construyendo a lo largo de las fronteras con los países democráticas de Europa Occidental.

Viendo además la crisis humanitaria que se ha venido formando, no sólo por los desplazados de las guerras, sino también por la de miles de africanos subsaharianos que huyendo del hambre y las penurias, arriesgan sus vidas – y la pierden por montones – cruzando el Mediterráneo en frágiles embarcaciones, tampoco puedo uno eludir la reflexión sobre el hecho de que somos en el planeta más de 7,300 millones de habitantes, donde cerca de una tercera parte viven en la pobreza o en la Extrema Pobreza, que se añaden a la población mundial 80 millones de nuevos habitantes todos los años, y que para alimentar tantas bocas y seguir creciendo hace falta producir y consumir mucha energía cuyo uso con tecnologías obsoletas está desbordando los límites físicos del planeta Tierra y amenazando con la supervivencia misma de nuestra especie.

Si existe un hecho real que nos puede evitar caer en una crisis de pesimismo, es saber que existen soluciones, empezando por la denominada “inclusión social”. Si sabemos que el crecimiento poblacional es uno de los factores causantes de la crisis, la Humanidad debe por fuerza luchar por sacar las grandes masas de la Pobreza Extrema, pues en su trampa o círculo vicioso no cabe la educación que los haría ciudadanos conscientes de controlar su crecimiento irracional, ni cabe la salubridad necesaria para hacerlos ciudadanos sanos y productivos, entre otras cosas. En palabras más llanas: "No es posible una Europa próspera junto a un Malgreb pauperizado y en guerra; No es posible unos Estados Unidos prósperos frente a una América Central hambrienta e ignorante y así podríamos seguir ad infinitum.


Diferentes religiones han dado diferentes interpretaciones a la profética Batalla de Armagedón descrita en el Libro del Apocalipsis de la Biblia. Para mí, esta singular batalla entre el Bien y el Mal, debía ser la lucha que hoy enfrenta la Humanidad – al entender al fin su realidad demográfica, la gran desigualdad social existente y la fragilidad de un agotado planeta – para decidir si vamos a reformar las bases que permitan el desarrollo de una vida más civilizada en el planeta haciendo un mundo más justo para todos, o vamos a seguir dejando que nuestro egoísmo y ambición, disfrazados de guerras, plagas o hambrunas – acaben con las vidas de nuestros congéneres más débiles. Si elegimos esta última opción, podemos con seguridad afirmar:


VIENE AHÍ EL ARMAGEDÓN

En el Viejo Continente
un nuevo río ha nacido
aunque está bien entendido
es un río diferente
ya que es humano torrente
una enorme migración
que huyendo a la inanición
y a la guerra han escapado
aunque en Europa han causado
vergüenza y preocupación.

Vergüenza, por permitir
tanta injusticia a su lado
que equivale a un potentado
junto a un méndigo vivir.
Ahora quieren impedir
pensando siempre en dinero
que esto forme un gran sendero
que empleos pueda quitar
y ahora quieren fabricar
de nuevo un telón de acero.

No habrá feliz conclusión
a lo que está sucediendo
mientras continuemos viendo
del más débil la exclusión
Mientras el Yo y  la ambición
este mundo hagan girar
no nos debemos quejar
pues seguro y sin demora
el Armagedón ahora
nos tocará presenciar.

Rafael Martínez Céspedes
2 de septiembre de 2015