Viendo además la crisis humanitaria que se ha venido
formando, no sólo por los desplazados de las guerras, sino también por la de miles
de africanos subsaharianos que huyendo del hambre y las penurias, arriesgan sus
vidas – y la pierden por montones – cruzando el Mediterráneo en frágiles
embarcaciones, tampoco puedo uno eludir la reflexión sobre el hecho de que
somos en el planeta más de 7,300 millones de habitantes, donde cerca de una
tercera parte viven en la pobreza o en la Extrema Pobreza, que se añaden a la
población mundial 80 millones de nuevos habitantes todos los años, y que para
alimentar tantas bocas y seguir creciendo hace falta producir y consumir mucha
energía cuyo uso con tecnologías obsoletas está desbordando los límites físicos del
planeta Tierra y amenazando con la supervivencia misma de nuestra especie.
Si existe un hecho real que nos puede evitar caer en
una crisis de pesimismo, es saber que existen soluciones, empezando por la denominada “inclusión
social”. Si sabemos que el crecimiento poblacional es uno de los factores
causantes de la crisis, la Humanidad debe por fuerza luchar por sacar las
grandes masas de la Pobreza Extrema, pues en su trampa o círculo vicioso no
cabe la educación que los haría ciudadanos conscientes de controlar su
crecimiento irracional, ni cabe la salubridad necesaria para hacerlos ciudadanos sanos
y productivos, entre otras cosas. En palabras más llanas: "No es posible una Europa próspera junto a un
Malgreb pauperizado y en guerra; No es posible unos Estados Unidos prósperos
frente a una América Central hambrienta e ignorante y así podríamos seguir ad
infinitum.
Diferentes religiones han dado diferentes
interpretaciones a la profética Batalla de Armagedón descrita en el Libro del
Apocalipsis de la Biblia. Para mí, esta singular batalla entre el Bien y el
Mal, debía ser la lucha que hoy enfrenta la Humanidad – al entender al fin su realidad
demográfica, la gran desigualdad social existente y la fragilidad de un agotado planeta – para
decidir si vamos a reformar las bases que permitan el desarrollo de una vida más civilizada en el planeta haciendo un mundo más justo para todos, o vamos a seguir dejando que nuestro egoísmo y ambición, disfrazados de guerras, plagas o hambrunas –
acaben con las vidas de nuestros congéneres más débiles. Si elegimos esta última opción, podemos con seguridad afirmar:
VIENE AHÍ EL ARMAGEDÓN
En el Viejo Continente
un nuevo río ha nacido
aunque está bien entendido
es un río diferente
ya que es humano torrente
una enorme migración
que huyendo a la inanición
y a la guerra han escapado
aunque en Europa han causado
vergüenza y preocupación.
Vergüenza, por permitir
tanta injusticia a su lado
que equivale a un potentado
junto a un méndigo vivir.
Ahora quieren impedir
pensando siempre en dinero
que esto forme un gran sendero
que empleos pueda quitar
y ahora quieren fabricar
de nuevo un telón de acero.
No habrá feliz conclusión
a lo que está sucediendo
mientras continuemos viendo
del más débil la exclusión
Mientras el Yo y
la ambición
este mundo hagan girar
no nos debemos quejar
pues seguro y sin demora
el Armagedón ahora
nos tocará presenciar.
Rafael Martínez Céspedes
2 de septiembre de 2015
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