LA CASITA EN LA PRADERA
La casa más destacada
de un país tercermundista
necesita un exorcista
porque siempre está embrujada.
Aunque esté recién pintada
allá dentro hay suciedad
pues dicen la Honestidad
pronto huyó despavorida
y que la Equidad vencida
perdió de la Impunidad.
Dicen que un previo ocupante
que era dictador de oficio
dejó este gran maleficio
al próximo gobernante:
“Que en ese cargo importante
servir no sea lo primero
no serás jamás sincero
lo que importa es el Poder
y hacerse rico al vender
mil favores por dinero”.
No debemos olvidar
que molestos los vecinos
esos demonios ladinos
se decidan expulsar.
Pero ese mal acabar
siempre implica gran batalla
y aunque el débil siempre calla
se hace un día el Diablo mismo
añadiendo al exorcismo
resentimiento y metralla.
Rafael Martínez Céspedes
5 de julio de 2015
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